¿es el destino que dos personas "únicas" estén juntas?
¿Rasmus era el único chico para mi?
Sus berrinches y tonterías sólo me indicaban que era un idiota, pero era el único que entendía lo que yo sentía, lo que yo sufría.
Los dos somos una amenaza...
—¿tú crees que ya volverán?—solté mientras me sentaba junto a Noah y lo ayudaba a juntar los colores esparcidos en la mesa.
—¿"volverán"?—Patrick lanzó una carcajada—. Amigo, sólo una volverá aquí, y esa será ___... espero.—
—¿Por qué sólo una volverá?—Preguntó Noah preocupado.
—Simple, enano. Tu hermana hará que Beatrice mire las flores.—Patrick se ganó un golpe por parte de Martin—. ¿qué? Es muy joven para entender la referencia.—
—Wow... ¿qué?—me acerqué a Patrick—. ___ no podría hacer... eso.—
—¿eres idiota o qué? No me digas que de verdad te creíste lo de "conversar". La lluvia arruinó tu cerebro.—Patrick rodó los ojos antes de marcharse.
¿___ iba a matarla?
Entendía que estaba enojada y que Beatrice había hecho las cosas DEMASIADO mal, pero nunca creí que fuese capaz de... asesinarla.
Me senté junto a la ventana, esperando a la chica y, no iba a negarlo, tenía la esperanza de que Beatrice llegara con ella.
Pero no fue así.
Mientras miraba unas pequeñas flores danzar lentamente con la brisa en el patio, vi a ____ acercándose a paso lento, con una mano en su costado izquierdo.
—¡Es ____!—Jonas abrió la puerta y logró atrapar a la chica antes de que se desplomara en el suelo—. ¿¡estás bien!?—
—Sí, sólo fue... una cortada. Pero creo que tenían razón, aún no estaba lista para salir de la cama.—Jonas la cargó hasta el sillón, donde Simone y Leah se encargaron de curar la herida cortante.
—¿con qué te hiciste esto?—Simone observaba preocupada la herida.
—Con un pedazo de botella que ella logró alcanzar en la acera...—
—¿dónde está Beatrice?—pregunté mientras me paraba frente a la chica, quien levantó la mirada hacia mi.
—Ella ya no será una amenaza...—
—De verdad lo hiciste...—me miró molesta.
—¿La querias aqui, viviendo bajo el mismo techo que mi hermano? Estaba como una puta cabra, Rasmus ¿No lo entiendes?—
—Claro que lo comprendo, pero no pensé que llegarías a hacer eso. La mataste sin más.—
La chica apartó levemente a Leah para ponerse de pie y mirarme con algo de molestia y decepción.
—... aún la querías ¿verdad? Porque o sino no se entiende cómo defiendes lo indefendible.—
—Claro que no...—la chica negó desganada mientras se alejaba.
Subió las escaleras con ayuda de Patrick y desapareció por el pasillo. El de la gorra me miró algo molesto apenas bajó.
—Ella hizo lo que ninguno de nosotros se atrevería a hacer... bueno yo lo haría.—sacudió levemente la cabeza—. Como sea... eres un imbécil.—el hombre se acercó a los demás chicos que se mantenían algo lejos y salieron de la casa, quedando sólo las chicas y Noah en la sala.
—¿Qué? ¿tú también me dirás que soy un imbécil?—solté al ver como Simone me observaba.
—Creo que no hace falta...—
—La mató, Simone. Sin consultarnos nada.—
—¿consultarnos qué, Rasmus? Beatrice la traicionó, quería matarla. Ya era una amenaza para todos, sólo se hizo lo que debía hacerse...—
¿de verdad soy el único que cree que esto estuvo mal?
~•~
Narra ____
Rasmus no podía ser tan... Imbécil.
No había sido fácil tomar esa decisión, y el idiota de Rasmus no me estaba ayudando a sobrellevarlo.
—¿todo bien?—Preguntó Jonas entrando al cuarto.
—Sí... bueno... no sé.—respondí desde la cama.
—¿quieres hablarlo conmigo?—Jonas se recostó a mi lado, apoyando su cabeza en su mano. Reí apenas.
—¿serás mi psicólogo?—sonrió.
—Seré lo que tú necesites.—
La forma tan inocente y despreocupada en que dijo aquellas palabras me conmovió.
—Jonas...—el chico me miró atentamente—. ¿tú crees que... ahora soy una mala persona?—su expresión se tornó confusa—. Maté a una persona, ahora tú debes pensar que soy-
—Tú eres la mejor persona que he conocido en mucho tiempo.—me interrumpió rápidamente—. Y lo que hiciste, lo hiciste por el grupo. No me importa lo que Rasmus o los demás lleguen a pensar, pero por mi parte... déjame decirte que eres increíble y que siempre estaré para ti ¿si?—
Jonas me dedicó una sonrisa, una que apartaba todo pensamiento malo de mi mente.
—Gracias...—me acerqué a él y lo abracé torpemente debido a la posición en la que estábamos.
Jonas rodeó mi cintura con su brazo, mientras que yo me acomodé sobre su pecho.
Estuvimos unos minutos así, hasta que una idea algo descabellada cruzó por mi cabeza.
—Jonas... ¿y si nos salimos un rato?—
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