~° Under The Rain (Rasmus y tu) The Rain

~III~

Tras debatirlo durante un buen rato, acordamos lo que haríamos: Nick, Jonas y Noah se quedarían en el refugio.

No me hacía mucha gracia dejar a Noah, pero estaría mucho más seguro en la casa. Sin mencionar que si Rasmus llegaba a ponerse tan peligroso como Frederik dijo, me dejaba más tranquila saber que el enano estaba aquí.

—No se olviden de apagar los generadores a la noche, regar las plantas y-

—Revisar las cámaras de seguridad, lo sabemos... ¿de verdad tenemos que quedarnos aquí?—Jonas me miró con cierta decepción.

—Alguien tiene que cuidar el refugio y a Noah, ustedes no son la mejor opción pero es lo que hay.—sonrió.

—¿no puedo ir contigo?—Noah me abrazó.

—Sabes que no te dejaría aquí si no creería que es lo correcto.—besé su frente—. No vuelvas locos a los chicos ¿sí?—

—Lo intentaré.—

Tras unas rápidas despedidas salimos del refugio.

•○•

—Veo con mi ojito... algo negro.—suspiré.

—Eres un asco en este juego, Patrick.—

—¿algo negro... como eso?—

Jean señaló un extraño árbol a lo lejos, el cual parecía cubierto de brea. Una peculiar sensación me recorrió el cuerpo, un cosquilleo leve que me generaba la necesidad de tocar aquello.

—No lo toques.—Patrick me apartó al ver mis intenciones—. ¿Y si es ácido o algo así?—

—Debemos seguir.—Martin llamó nuestra atención—. Aléjense de esa cosa.—

Mientras que todos se marchaban, Rasmus y yo nos quedamos ahí.

—¿lo sientes?—miré al chico—. Es como si... me llamara.—

—Yo no siento que me llame pero... es extraño.—Tomé la mano del chico—. Vamos, volvamos con los demás.—

•○•

Habían pasado unas cuantas horas y el sol ya comenzaba a descender, según el gastado reloj que Noah me había regalado eran las 6 de la tarde. Acordamos caminar un poco más hasta que la oscuridad no nos deje avanzar o hasta que encontremos un refugio, lo que suceda primero.

—Es tu turno, ____.—suspiré.

—Ya me aburrí, Lea. Fue divertido las primeras 10 horas...—

—Una más, ____. Hazlo por... Jesús.—reí ante la tontería de Patrick.

—Ok ok. Veo con mi ojito... dos desconocidos al frente.—me detuve y desenfundé mi pistola, apuntando a los extraños a escasos metros.

Los tipos parecían estar revisando esa materia oscura que cubría gran cantidad de plantas, y nuestra presencia no parecía intimidarlos en lo absoluto.

~•~

—Lo siento, no podemos ayudarlos.—soltó la mujer al escuchar el relato de Martin.

Los extraños comenzaron a quemar aquella cosa negra y casi de inmediato Rasmus se desplomó adolorido. Por mi parte, un leve dolor de abdomen me hizo soltar un quejido, pero no era nada comparado con lo que Rasmus estaba sufriendo.

—¡apaguen eso, los están lastimando!—Simone se acercó a su hermano, mientras que Patrick me tomaba del brazo y me miraba preocupado.

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