-03 Aliento-

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Nota: la canción la pueden escuchar las veces que quieran para ambientarse un poco, además creo que describe un poco la situación de hoy ;3.

Pov Miguel.

En la noche de ayer, mi primo Marco y yo nos había tocado patrullar el bosque en busca de algún intruso que pudiera encontrarnos. Pero, lo que pudimos encontrar fue a un joven de rasgos asiáticos quién yacía en la orilla del río. Pero al parecer se veía alguien inofensivo, pues sólo estaba allí sentado, pero mi primo insistía que de todas formas debíamos eliminarlo, aún que estábamos en formas de lobos podemos entendernos, le había pedido que esperará un poco por si hacía algo más allá, pero la impaciencia lo gobernó y fue tras él, vi cómo el miedo comenzaba inundarlo y cayó al río.

La corriente lo llevaba, salí en su rescate mi primo me gruñía desde lejos pero aún así lo ignoré, nadando cómo lobo tiene muchas ventajas pero, al ver que no salía al flote volví a mi forma humana para nadar a lo profundo. Efectivamente estaba hundiéndose mucho más, no se movía, debió golpearse en algo entonces, vi una herida sangrante en su pierna, nade lo más rápido posible no tendría más tiempo si moría por una hemorragia. Sin embargo cuándo llegué a la orilla pude escuchar en su pecho aún su corazón, así que le apliqué los primeros auxilios para que logrará de vuelta a respirar. Sacó el agua de su interior pero aún quedó inconciente.

Sin pensar me quité mi sudadera y arranqué un poco de la manga para tratarle la herida de su pierna. Su herida ya estaba mejor ya no sangraba, mi fuerza sobrehumana me ayudó un poco en apretar la tela, pero su cuerpo estaba comenzando a congelarse por el agua, además ya estaba el viento presente y eso no ayudaría, así que decidí calentarlo en mi versión lobo. Con mi hocico lo acomodé en mi costado para qué comenzará a calentarse, sabía que estaba muy lejos de dónde había dejado a Marco, así que tendría un poco de tiempo para que reaccionara y volviera estar en sí. Pasaron unas horas y aún no despertaba, pero no dejaba de observar a aquél humano, su piel era tan pálida, sus labios eran tan delgados y un poco rosados, su cabello azabache se notaba lo lació que era, tenía sus suaves cabellos aún que estuvieran desordenados. La luz del Sol comenzaba a caer a lo lejos, mis ojos comenzaban a caer con algo de sueño, pero di un vistazo antes de que alguien de mi tribu supiera del chico. Lo más seguro el chismoso de mi primo ya fue hacía dar el grito con la familia.

No sé cuánto tiempo pasó que al fin había caído rendido, pero entre mi sueño, el calor de aquél chico misterioso me hacía estar demasiado tranquilo, cómo si el mundo se había convertido en solo nosotros dos. Podía oler ese dulce aroma que desprendía, era dulce y adictivo para mis sentidos, algo dentro de mí decía que debía hacer algo por él,  pero de pronto sentí que una mirada muy penetrante estaba observandome y que intentaba separarse de mí. Cuándo desperté, miré que el chico quería irse pero entonces, sus ojos cafés me mirarón a los míos, en ellos podía observar su curiosidad y sorpresa en verme, pero había algo en él, algo que hacía que mi corazón estuviera latiendo fuertemente. Sin embargo el llamado de mi papá se hizo presente, me levanté y tuve que irme, no sin antes de verle por última vez, pero aún así tenía que irme lo más antes posible, me hubiera gustado quedarme más tiempo con aquél chico.

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-y bien Miguel...¿cuál es tu justificación?- decía mi papá mirándome serio con los brazos cruzados, mientras que yo solo estaba de pie juntó a Marco quién tambíen se veía algo molesto.

-Es que...bueno...

-Tío Enrique encontramos a un humano, pero el pendejo de Miguel fue a rescatarlo.

El lazo de la Luna (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora