- 32 Aullidos letales-

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Nota: pueden escuchar la canción desde ahora, pues me ayudó en todo este cap para escribirlo ❤️❤️ déjense llevar por ella. Sin más, comencemos!!!

"Solo queda poco para que la sangre sea llamada por la Luna"

Pov Héctor

Podía sentir recorrer el frío por todo mi cuerpo, las gotas de sangre se escuchaban caer al suelo, el dolor en mi costilla y parte de mi pecho no dejaban de pulsar. La plata que me rodeaba parecía abrir yagas en mi piel, no podía sanarme y solo sabía que había poco tiempo de que dejará de existir en este mundo.

Lo que ahora más me molestaba él no poder haber hecho mucho para ayudar a los Rivera, me sentí completamente como un pendejo ante ellos. Pero, no tenía ninguna opción, no podía decirles la verdad. Tan solo pudiera decirle todo lo que pasa detrás de esos malditos de Plata.

Miré al suelo que estaba impregnada con el color de mi sangre, podía reflejarme, estaba totalmente pálido y sabía que no me había tiempo. Sin embargo, mis recuerdos volvieron a mí con verme de esa forma. Y todo tenía que ir en el tiempo que era un simple novato que apenas quería descubrir más allá de su hogar.

Mi tribu siempre era humilde y alegre, unida para sacar en adelante a nuestros miembros. Eran valientes y feroces si se trataba de proteger a nuestra familia, nunca le decíamos no a nuestras reglas y tradiciones, era una vida perfecta para mí. Pero, cuando cumplí los 16 años de edad, mis padres me habían dado la tarea de ir a traer leña sólo, era la primera vez que haría las cosas como un lobo novato. Era un pequeño entrenamiento que teníamos para poder ser independientes. Además no solo quería cumplir la tarea de mis padres, si no, nuestra tribu no estaba muy lejos de un poblado de humanos; gracias a mis primos habían llenado mi cabeza de curiosidad para descubrirlos. Y sabía bien que allí habría mucha le la para traer a casa.

Recuerdo que era una mañana tan fresca, mi pelaje de sentía tan bien al estar en esa brisa, miraba todo a mi alrededor, había nuevas cosas, nuevos animales y allí estaba él. Una silueta se vio caminar entre los árboles del bosque, escuché su pisar algo raras y pesadas. Me escondí de inmediato en uno de los arbustos, volví a mi forma humana para poder escurrirme sin levantar sospecha, podía ver qué parecía estar buscando algo.

Podía oír su voz desesperada, podía sentir su miedo con estar a unos cuantos pasos de él. Me moví un poco para ver bien de que se trataba, siempre mi familia decía que los humanos eran terribles y que podías ver la muerte en sus ojos, pero ese día, supe que todo eso era más que falso. La luz ayudo a que viera aquella silueta, no era tan grande podía decirse que era de un chamaco no pasado de los trece años. Sus cabellos eran tan oscuros como la noche, su piel era algo pálida y esos ojos rasgados que mostraban un café amielados tan claros al chocar con los rayos del Sol de la mañana.

Esa vez, había sentido un extraño sentimiento nacer en mi pecho, esa vez me había enamorado de la extrañeza de un humano. No dejo de ver esos ojos al verme sorprendido cuando nos cruzamos, desde allí sabía que algo estaba por iniciar. Me hacía sentir libre por primera vez.

Había pasado no mucho tiempo cuando esté chamaco y yo nos habíamos convertido en buenos amigos, siempre mantuvimos nuestros nombres en secreto. No quería que por mi descuido escucharán mi nombre por el pueblo y los Plata supieran de mi traición en relacionarme con los humanos. Me encantaba pasar el rato con él, trepabamos los árboles en busca de avesillas o descubrir nidos de ardillas. Siempre aquel olor que emanaba a café , me hacía sentir en tanta paz, su sonrisa me calmaba y me hacía confiar en él. Jamás le había contado de que era un lobo hasta que un día, él fue atacado por otros lobos y estos eran aliados de los Plata.

Tuve que arriesgar mi identidad para salvarle la vida, lo cuál alertó a los malditos engreídos. Sin embargo, a esos lobos que deje heridos me dijeron la verdad de el porque estaban allí, según los habían mandado aora secuestrar una humana del pueblo. Desconocían el porqué debían de llevar a una humana a su tribu, solo obedecían órdenes.

El lazo de la Luna (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora