*Capítulo 2

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Esto es un caos: los paramédicos, policías y bomberos se organizan y veo cómo cortan el metal de mi auto para sacarme. Estoy horrible, todo lastimado, golpeado, soy una sombra de mí mismo.

Cuando al fin me encuentro fuera del amasijo de metal antes conocido como mi auto, me ponen sobre la camilla y me meten en la ambulancia. Estoy en shock, ver y saber de un accidente es algo común hoy en día, pero ver que el accidente es tuyo... Bueno, me imagino que mi misma reacción la habrán tenido todos los que han pasado por esto como yo antes de mí.

- Mmmm... esta parte siempre es demasiado rápido, todos como locos por salvar la vida, como si fuera la gran cosa.

Su voz me saca del shock y la miro mal. ¿Cómo que la vida no es gran cosa? Sí que lo es, sin ella no somos nada.

- No me mires así, soy La Muerte después de todo, no sé qué esperabas que dijera. No estoy viva, no me interesa eso precisamente. Soy el opuesto.

Suspiro; ella tiene razón, siendo quien es no le interesa en lo más mínimo, lo cual solo me hace preguntarme por qué hace esto.

- Mmmm... ahí está otra vez esa cara llena de dudas. Mejor vamos con tu cuerpo y después respondo tus preguntas, ¿qué te parece?

Miro la ambulancia y veo que ya me están acomodando dentro del vehículo y arrancando el motor: ya se van. Tiene razón, prefiero saber si sobrevivo, eso me importa más, no quiero morir. La veo chasquear los dedos para desaparecer y, al instante, reaparece encima de la ambulancia. La observo mirar cómo todos los demás entran en los vehículos para, después, arrancar y ella contemplarme a mí.

- ¿Vas a venir o te vas a quedar ahí como bobo mirando?

- Nos vamos a caer de ahí.

- Por supuesto que no.

Antes de que pueda moverme, ella hace un ademán con la mano y salgo flotando hacia el techo de la camioneta. Quedo un momento suspendido, mas, de la nada, suelta mi suspensión y caigo de cara en el techo de la camioneta.

- Esto te divierte, ¿no es así? El que siempre caiga mal en aterrizajes gracias a vos.

- No es por mí, vos sos el que no sabés aterrizar. Ahora parate que ya va a moverse la ambulancia.

- ¿Lo mejor no sería permanecer abajo? La fuerza del aire chocándonos nos va a empujar fuera de la camioneta.

- Estás conmigo y sos un espíritu, las leyes de la física no se aplican a nosotros. Ahora parate, quedás ridículo ahí tirado.

Tiene razón, ya no tengo o, mejor dicho, no estoy unido a mi cuerpo físico, el viento me atraviesa como si tuviera la misma densidad. Lentamente me pongo de pie y miro a la chica a mi lado. La camioneta se mueve y el movimiento me sacude un poco, sin embargo, a ella no, pareciera que nada la perturba.

La camioneta avanza y agarra velocidad al tiempo en que La Muerte se mantiene firme sobre el techo. Me doy cuenta que yo también puedo mantenerme y me dedico a contemplar el entorno, viendo cómo los árboles y el paisaje pasa a toda velocidad. No obstante, a pesar de todo, lo que me intriga en realidad es la chica a mi lado que es todo un enigma. Su mirada violeta, ahora fija en el frente, se nota llena de secretos, de cosas que guarda dentro. No sé nada de ella, ahora que lo pienso, ni siquiera conozco su nombre.

La muerte es algo que a todos nos intriga, que nos atemoriza, nadie quiere que le llegue, pero, ¿y si es algo bueno? ¿Y si en realidad no es un "fin"? ¿Si solo le tenemos miedo porque es algo desconocido? ¿Qué hago yo pensando en esto? Dios... últimamente solo se me ocurren tonterías, estar al borde de la muerte no me hace nada bien.

Del otro lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora