Capítulo 22

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Paso mi mano por su mejilla, secando la solitaria lágrima que escapó de su ojo mientras la veo debatirse, noto en sus ojos que quiere decirme algo, pero que no se atreve. Finalmente, sus labios se separa, como si fuera a decir algo, como si se hubiera decidido a hacerlo de una vez, mas no llega a siquiera soltar un sonido, cuando es empujada con fuerza lejos de mí y una mata de pelo color membrillo se atraviesa en mi visión, ocultando tras de ella a Mitha. 

Lo siguiente que escucho es un golpe sordo, como si algo suave pero duro chocara contra una pared y, a eso, le sigue un gemido de dolor bajo, como si le faltara el aire a quien lo emitió. Al instante sé que es Muerte quien se quejó e intento verla, sin embargo, Vida no me lo permite, interponiéndose en el camino.

-¡TE DIJE QUE NO LO TOCARAS! ¡NO VOY A DEJAR QUE LO MATES, AÚN NO ES SU TIEMPO!

Estoy estático, en shock por lo que acaba de pasar, no obstante, un nuevo jadeo y gemido bajo me sacan de mi estupor. Rápidamente, sorprendiendo a Aisha, la hago a un lado y me quedo helado ante la visión que tengo frente a mí: Mitha está en el piso, tratando de levantarse apoyándose de la pared contra la que, obviamente, su contraparte la empujó, y de su pecho sale humo, como si se estuviera quemando. Respira pesado, como jadeando y su piel, normalmente pálida ya de por sí, está todavía más blanca y veo la transpiración brillando en su frente y sobre su labio. Su cara muestra dolor, es evidente que La Vida la lastimó.

Con dificultad, la veo clavar las uñas en el ladrillo, en un intento de tener de dónde hacer fuerza para ponerse de pie, manteniéndose todo el tiempo con la espalda firmemente pegada a la pared para no caer. Horrorizado por esto, al instante enfilo hacia ella para ayudarla, mas no doy más de dos pasos antes de ser frenado por una mano en mi brazo, la cual pertenece a Aisha que me mira con una sonrisa que no me gusta nada. 

-¿A dónde crees que vas?

-A ayudarla.

-¿Estás loco? Te acabo de salvar de ella, ¿y querés volver a someterte a la tortura de tocarla?

Ante sus palabras, la bronca crece dentro de mí y hay una fuerte sacudida con el brazo, logrando que su mano se separa de éste.

-Sí, voy a ayudarla y no, ni estoy loco ni es una tortura tocarla. Puede que creas realmente que me estás salvando, sin embargo, si fuera así, no quiero ser salvado, gracias. Prefiero quedarme con ella. 

Antes de que pueda replicarme o siquiera pronunciar "A", corro hacia Mitha y le paso un brazo por la cintura, obligándola a atravesar el suyo por encima de mis hombros y me vuelvo su soporte para poder ponerse vertical finalmente. Ahora que está estirada, puedo ver con las luces del lugar, la gran marca negra con forma de mano que tiene justo en el valle de los pechos, donde el cuello redondo de la remera no le tapa, pero que también se extiende por encima de la tela, mostrando una gran quemadura que, a simple vista, es claro que es más que dolorosa. El contraste del negro contra su piel solo la hace parecer aún peor de lo que es, o quizás no es solo parecer, sino que es así de malo, no obstante, Muerte me mira con gesto cansado y una débil sonrisa de agradecimiento. 

-¿Estás bien? 

-He estado mejor, solo me duele el pecho. 

-¿Ni estando lastimada dejás de hacerte la graciosa, no?

-Ya me conocés, yo... ¡Ahg!

Siento sus uñas clavarse en mi hombro en el momento en que ese gemido interrumpe sus palabras, el momento exacto en el que intentó soltarse de mí y estiro el pecho, mas el dolor no le permitió el hacerlo. 

-Tranquila, vas a estar bien. 

-Qué conmovedor....

Un aplauso sarcástico se escucha y me hace alzar la mirada, separándola de Mitha, solo para ver la falsa sonrisa de Aisha hacia nosotros. 

Del otro lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora