Capítulo 17

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Observo el acantilado donde estoy parado con el elástico atado a los tobillos: esto está muy, muy, muy alto. Quizás debería replantearme esto...

-¿A qué estás esperando jirafón? ¿No te vas a arrepentir, no? No seas gallina. 

Suspiro sabiendo que ella está detrás de mí, mirándome a la espera de que lo haga, y yo ya me estoy replanteando esto, aunque sé que ella no me va a dejar hacerlo. No tengo muchas opciones y, como no quiero que me joda más de la cuenta, es mejor no darle caña, por lo que, contrario a todo lo que gritan mis instintos, cierro los ojos, respiro hondo y me acomodo en el borde. Tragando con dificultad, me obligo a no mirar abajo y me preparo mentalmente para saltar. 

-Hay por favor...

No alcanzo a entender qué pasa cuando, de repente, el aire frío y el viento están dándome en la cara, revolviéndome el pelo como loco y haciéndome llorar los ojos mientras el piso se acerca a gran velocidad hacia mí. Instintivamente me tapo con los brazos, sin embargo, antes de siquiera estar lo suficientemente cerca para tocarlo con siquiera la punta de los dedos, automáticamente retrocedo en el aire, pudiendo ver mejor esta vez lo que pasa a mi al rededor. Es entonces cuando caigo en la cuenta de que Mitha me empujó y siento deseos de matarla... Bueno, lo haría si no estuviera muerta ya, ¿o está viva? No sé, aún no entiendo muy bien eso. Como sea, el caso es que no puedo hacerlo aunque quiera.

Un grito se escucha y, al alzar la mirada nuevamente (ya que casi llego al punto de inicio de donde la muerte me empujó de sorpresa), observo a Mitha que cae ella también con un elástico atado en los tobillos. En sus labios hay una sonrisa enorme y de la misma nacen carcajadas fuertes y llenas de vida. Su ánimo me sorprende y noto que vuelvo a caer, siguiéndola en trayectoria. 

-¡ESTO ES FANTÁSTICO! ¡ME SIENTO LIBREEEEEE!

-¡PERO VOS PODÉS HACER ESTO SIN NECESIDAD DEL ELÁSTICO!

-¡SÍ, PERO EN ESO TENGO CONTROL ABSOLUTO, SE VUELVE ABURRIDO, ESTO ES COMPLETAMENTE DISTINTO Y ME ENCANTA!

Su felicidad ante esto y su risa se vuelven contagiosas, causando que yo enserio empiece a disfrutar de esto y admire el paisaje que se mueve a gran velocidad a nuestro al rededor al tiempo en el que subimos y bajamos las veces que el elástico nos lo permite hasta que la fuerza cinética se agota y el "paseo" termina. 

Estando ya de pie en tierra, no puedo evitar reírme al igual que lo hace ella y, de forma inconsciente, de un momento a otro terminamos abrazados. Pasa casi un minuto antes de notarlo y que nos separemos, no sin antes tener un par de segundos de nuestras miradas conectadas. Esos instantes, aunque efímeros, se sintieron raros, mas no en el mal sentido, y casi que podría jurar que a ella se le pusieron los cachetes con una ligera coloración rojiza. Digo casi porque estaba tan perdido en sus ojos que "el supuesto sonrojo" solo lo noté por la periferia, por lo que pudo ser solo mi imaginación, sin embargo, creo que sí estaba ahí. No obstante, no puedo preguntarle porque sé que ella lo negaría, sería inútil y provocaría una discusión que arruinaría el buen ambiente que se formó hace apenas un momento y no estoy dispuesto a permitirlo, prefiero este estado para ambos, uno tranquilo de camaradería, por decirlo de algún modo. 

En silencio, Mitha me hace una seña y nos encaminamos alejándonos de a poco del lugar mientras ella saca su teléfono y lo revisa. 

-Muy bien, veamos... 

-Ya falta menos, ¿no?

-Síp, puntos 1, 5, 7, y 8 listos. Solo quedan el 2, 3, 4, 6, 9, 10 y 11. Aunque, como dije antes, 9, 10 y 11 solo serán en caso de que vayas a morir sí o sí. 

-Está bien, entonces solo quedan 2, 3, 4 y 6. 

-Exacto.

-¿Cuáles eran?

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