Capítulo 25

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Cuando mis ojos se abren, momentáneamente me siento desorientado, no tengo ni idea de dónde se supone que estoy, hasta que, como un vendaval, todo vuelve a mi mente: el descubrimiento del engaño de Juliet, la ida al club gótico de paradero desconocido, la confesión que hicimos ambos, el encuentro con Vida y su posterior discusión y lesión a Muerte de su parte, nuestro traslado a un hotel en quién sabe donde y su hibernación en la que se metió en mi mente y... 

Mis ojos se abren como platos al recordar todo lo que pasó ahí dentro y, automáticamente bajo la mirada a mi pantalón, viendo la mancha húmeda en mi entrepierna. ¡MALDICIÓN! Necesito otros pantalones y un bóxer limpio. 

-Veo que ya despertaste. 

Mi vista se desliza hacia mi derecha y me encuentro con Mitha, fresca como una lechuga, sin la marca negra asomando por el escote de la camiseta de cuello bote que lleva, totalmente relajada con los audífonos ahora en el cuello y ¿un gorro con orejas? Ok, eso no me lo esperaba. 

-¿Tu gorro tiene orejas?

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-¿Tu gorro tiene orejas?

-Sí, me parece tierno.

-Ok...

Lentamente me pongo recto en la cama y me siento de frente a ella, con los pies en el piso al tiempo en que termino de detallarla, viendo que lleva además un ajustado pantalón negro con rasgaduras en el frente y unas botinetas de taco grueso con cordones y tachas en la parte posterior del tobillo, el talón y el taco. 

-Estás demasiado... normal, urbana. 

-¿A qué te referís?

-No sé cómo explicarlo, sin embargo, normalmente te veo usando ropa mucho más... llamativa, por decirlo de algún modo, tus outfits suelen ser fieles al completo al estilo gótico y ahora... casi podrías pasar por una chica normal, una adolescente humana común y corriente. 

-No estoy segura de si tomar eso como un cumplido o un insulto. 

-Tomalo mejor como una observación. ¿Cuánto llevo dormido?

-Como quieras y cerca de quince o veinte minutos, no mucho más. 

-Está bien, y ¿dónde estamos exactamente? 

-Múnich, Alemania.

-¡¿Qué!?

Al instante me pongo de pie, un poco mareado por la velocidad, no obstante, sobreponiéndome a ella, y corro hacia el ventanal, encontrándome con un paisaje invernal nevado. Todo está tapado de blanco, con copos de nieve cayendo con aparente tranquilidad sobre las personas que andan por las calles con este clima encima. Como mi respiración es ligeramente agitada, mi aliento sale disparado prácticamente hacia el vidrio y, al instante, la condensación del empañado hace su aparición, lo que indica que afuera hace frío y mucho y la enorme diferencia que hay con el interior del lugar donde nos encontramos. 

-¿Qué hacemos acá?

-Alejarme. 

-¿Qué?

Miro a Mitha sobre el hombro y ahora ella también está mirando por la ventana, solo que su cuerpo sigue en el sillón y está girada, apoyada en el respaldo con un brazo y su mentón sobre éste. Su vista está como perdida en el paisaje y no puedo evitar querer saber lo que está pasando por su mente. 

Del otro lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora