¿Cuál sería tu reacción si despertaras en el bosque, sin saber qué pasó y una chica te dice que es la muerte?
¿Y qué harías si ella te dijera que estás por morir (que es una gran posibilidad) y que, si no arreglás todo lo pendiente que te queda, pue...
Su cara de impresión casi hace parecer que ha visto un fantasma: sus ojos están como platos, su boca ligeramente abierta y su piel se ha puesto pálida, o al menos más pálida de lo que ella ya es de por sí, o sea, está del color del papel.
Por un lado, entiendo su reacción: la mayoría de la gente la odia, siempre ha estado sola, o casi, y la única vez que besó a alguien, lo mató sin querer realmente el hacerlo. Sé que tiene miedo, pero ella dijo que acá no puede hacer eso así que no hay problema. Sin embargo, por el otro, no puedo evitar sentir una puntada de dolor en mi pecho, ¿acaso tan horrible le parece la idea de que la bese? ¿Tan malo es que sienta el deseo de probar sus labios? Realmente no sé si no debería ofenderme, aunque sea un poco, por su reacción.
Mitha corre su mirada de mí y la dirige al río, como si no pudiera mirarme y, al mismo tiempo, un ligero rubor empieza a teñir sus mejillas, dándome a entender que quizás no sea una mala reacción, solo impresión. ¿Pero no debería saber ya que quería hacer eso? Después de todo, prácticamente me le declaré en la terraza de ese club y casi la besé, por más que ella se alejó y después pasó todo lo demás. Es obvio que no fue solo un impulso del momento y que tampoco su historia y lo pasado me han hecho cambiar de opinión en absoluto, aún quiero besarla, y quizás más que solo eso, después de todo, no sería la primera vez que fantaseo con ella. Además, con la idea de que ella ahora no puede hacerme nada malo con su contacto, las ansias solo han aumentado.
Con eso en mente, estiro la mano y la agarro con delicadeza del mentón, tirando con suavidad desde ahí para que me mire de nuevo, encontrándome con esos preciosos ojos de un violeta tan intenso que me deja sin aire.
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-Si Mitha, quiero hacerlo. Lo quise antes en la terraza aún cuando me contaste la historia, lo quise cuando Vida te lastimo, solo podía pensar en que si te perdía en ese momento todo se me habría venido abajo, y lo quiero ahora, en este momento en que te tengo acá, que me decís que no podés lastimarme, que no hay riesgo de que tus labios me maten. ¿Morirme besándote? Sería una forma increíble de hacerlo, una muerte muy dulce, mas no va a pasar y podemos disfrutar de la soledad que tenemos ahora.
-Andy, no sería real, nada de lo que sientas lo sería.
-¿Por qué?
-Porque solo es tu mente, solo crea lo que cree que sentiría, yo solo soy un espíritu en tu cabeza y tu consciencia en este momento, tu cuerpo que notás físico, no es más que una simple creación de tu cerebro.
-¿Puedo ser sincero?
-Espero que lo hagas, sabés que las mentiras no me gustan.
Lentamente deslizo mis manos hacia su cuello, acomodando la que tenía en su mentón para atraparla desde la nuca con delicadeza y acariciar su mejilla con la otra, sintiendo el suave y aterciopelado tacto de la pálida piel bajo la punta de mis dedos. Se siente muy real.
