Capítulo 23

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Algo blando amortigua mi aterrizaje, haciendo que, aunque caí de cara, el golpe no fuera doloroso. Al alzar la vista, el lugar me deja desconcertado porque no lo conozco en absoluto, mas es lindo y se siente tranquilo. El empapelado de las paredes es de un suave tono terroso con un tramado floral sutil más claro, la cama es de tamaño king, hay luces suaves por varios lugares en lámparas delicadas y un tanto llamativas, las sábanas son de un color blanco perlado, con un cubrecamas color beige y almohadones en color celeste tornazolado. El piso es del mismo color que el cubrecama, los muebles con de madera oscura y hay un jacuzzi ovalado en la zona del baño que se ve a través de las puertas de vidrio que dan a la zona de dormir de la habitación. 

Es evidente que estamos en un hotel, aunque no sé en dónde exactamente. Un gemido de dolor entremezclado con un suspiro se escucha a mi izquierda y me encuentro con Mitha recostada en un sillón grande con otomana a los pies. Tiene su brazo por encima de sus ojos y ahora, a la luz del lugar, puedo ver que la quemadura de su pecho es realmente fea, aunque parece haberse empezado a curar. Los bordes negros definidos que presentaba hace pocos minutos, han empezado a difuminarse con el blanco pálido de su piel natural, haciendo que se torne gris lentamente desde afuera hacia adentro. 

En silencio, me encamino al baño y busco un botiquín que, aunque dudo que haga mucho efecto en ella lo que pueda hacerle, al menos intentaré que el dolor disminuya un poco. Me arrodillo a su lado y, del pequeño estuche con cruz roja encima, saco una crema para quemaduras. 

-Voy a necesitar que bajes un poco el borde del cuello de tu remera para poder ponerte la crema para las quemaduras.

-No es necesario, va a...

-Ya sé que va a sanar sola, de hecho, ya lo está haciendo, pero eso calmará un poco el dolor y va a aliviar la molestia mientras lo hace. Permitime que te ayude. 

Muerte permanece un momento en silencio, sin mover siquiera un músculo, hasta que finalmente, después de lo que parece una eternidad, mas que no ha sido siquiera un minuto, termina suspirando y, con el brazo libre, baja lo necesario la tela para exponer su herida por completo. La forma de la mano que le dejó Vida sobre la piel, como bien dije, se está difuminando, pero parece ya como si esta se hubiera carbonizado bajo su toque; me duele a mí de solo mirarlo. Con extremo cuidado, para no hacer que sufra más de lo que parece que ya lo hace, empiezo a extender la fría crema blanca por encima de lo negro, masajeando con suma delicadeza, haciendo círculos sobre su oscurecida epidermis.

Durante los pocos minutos que dura esto, ambos nos mantenemos en silencio absoluto, ni siquiera el aleteo de una mosca se escucha y no sé cómo tomarlo. Estoy nervioso, quiero romper el mutismo de la situación, sin embargo, no sé cómo. Una vez que termino, cierro la tapa del pote y lo vuelvo a guardarlo en el estuche. 

Me quedo mirando el lugar lastimado y no puedo creer que le haya hecho eso Vida, ¿no se supone que debería ser buena? 

-Aveces puede ser una maldita perra. 

-¿De qué hablás?

-Sé que estás mirando la quemadura y que no entendés cómo es que pudo hacerme eso, que seguro te estás devanando los sesos intentando entender cómo es que Aisha no entra en el estereotipo de dulzura que todos se imaginan para la vida, pero no es más que eso Andrew, un estereotipo. Creí que habías entendido que las cosas no siempre son como uno cree después de nuestro primer encuentro en el bosque. 

-Bueno sí, es verdad, no obstante, es difícil romper con las creencias de siempre. 

-Puede ser, no te culpo, sin embargo, quizás ahora veas las cosas como enserio son. 

-Lo que no entiendo es ¿cómo fue que pudo hacerte esto?

-Somos opuestos, nuestras energías son contrarias, la suya es vida y la mía es muerte. Contrario a la creencia popular, los opuestos no siempre se atraen y nosotras no solo no lo hacemos para nada, por el contrario, nos repelemos completamente. Es tal el choque que se produce entre ambas, que el mero roce podría causar una quemadura leve y ya podés ver lo que hace un contacto real. 

Del otro lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora