Abro los ojos con lentitud: el aire ya no corre contra mi cara, no siento mi pelo volando como loco y tampoco siento el piso chocando duramente contra mi cuerpo y mi cabeza. Estoy flotando, el piso está a milímetros de mí, casi podría rozar el cemento con la punta de mi nariz. Trago saliva, esto estuvo muy cerca, más que cerca.
- Es oficial, lo tuyo no es el flotar.
Un par de puntas de botas negras bajan hasta apoyarse en el piso y quedar frente a mí. Un chasquido de dedos y el piso se convierte en mi amortiguación.
- Es evidente que todo lo que tenga que ver con tu actual condición de "fantasma" no va con vos.
- Insisto en que estoy seguro de que disfrutás de esto como una condenada.
Mi voz suena amortiguada por mi condición de "cara pegada al piso".
- No en realidad, pero debo admitir que me resulta cómico, a decir verdad, si soy honesta conmigo misma. Sos el primero que tiene problemas en controlar sus "habilidades" adquiridas por este tipo de estado.
Me alzo sobre los codos y mi mirada sube lentamente por su persona: sus piernas, enfundadas (en gran parte) por esas botas de taco negras, son realmente sexys (no entiendo cómo hace para mantenerse sobre ellas).
Su trasero y cadera están ocultos por la pollera del vestido, mas, el ajuste perfecto del mismo (como si fuera una segunda piel) hace que resalten, marcándole además la cintura y su figura de reloj de arena. Puede que el escote no sea pronunciado, sin embargo, no hace falta: el ajuste de la tela realza el tamaño y, la diminuta abertura del mismo da un atisbo que dispara la imaginación y provoca babear. ¿Por qué "La Muerte" tiene que ser así de sexy? ¿Por qué no puede ser un maldito esqueleto? Me está poniendo como una moto sin apenas mover un dedo y ese vestido no me ayuda en nada.
"¡Basta Andrew! ¡No podés estar fantaseando con voltearte a "La Muerte"! ¿Qué tan enfermo o ridículo es eso? ¿Te olvidaste de tu prometida acaso?" Ese pensamiento me da un palo por la cabeza de realidad, no obstante, por más que no quiera admitirlo o me avergüence, la imagen de Juliet no me baja en lo más mínimo el deseo que estoy notando por Mitha.
Debería sentirme como una basura y, en parte así me siento, pero no calma ni corta el flujo de imágenes eróticas que se deslizan por mi mente que, obviamente, solo la incluyen a ella, una cama, nada de ropa y horas de placer ininterrumpido.
Dios querido, estoy en un quilombo de proporciones épicas. Cuando llego a sus ojos (parece que tardé siglos, mas apenas fueron unos segundos), a esos tan exóticos que hipnotizan, el aire se me traba en la garganta: sus pupilas están dilatadas y fijas en mí, su esponjoso y rojo labio está atrapado entre sus dientes y sus brazos están cruzados bajo su pecho, realzando aún más su forma y tamaño, haciendo más visible su blanca y suave carne por el escote. Parece entre excitada y divertida, sin embargo, no estoy tan seguro de la primera, temo que sea imaginación mía, solo una ilusión de mi aturdido cerebro que desea que, lo que imagina sobre ella, sea correspondido.
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Del otro lado...
Romance¿Cuál sería tu reacción si despertaras en el bosque, sin saber qué pasó y una chica te dice que es la muerte? ¿Y qué harías si ella te dijera que estás por morir (que es una gran posibilidad) y que, si no arreglás todo lo pendiente que te queda, pue...