El sol ya está oculto tras el horizonte y a pesar de que hay luz, las estrellas se pueden ver por millar por donde sea que uno pose sus ojos y no hay ni una sola nube que las obstruya u opaque su brillante belleza. Con Mitha decidimos pasar la noche acá, me tomé muy enserio lo de disfrutar de lo que estoy "viviendo" y le pedí que nos quedáramos hasta el amanecer. A ella éste lugar le gusta, así que no se opuso. Incluso propuso hacer una fogata en la playa y disfrutar de la hermosa noche al aire libre, a lo que estuve de acuerdo (hace milenios que no "acampo").
Le insistí en que podíamos hacer las cosas como los demás así que, acá estoy, juntando madera para hacer la fogata. Cuando ya tengo un buen haz de leña, vuelvo a la zona donde preparamos una especie de "campamento improvisado": rodamos unos cuantos troncos caídos para poder sentarnos, hicimos un pozo en la arena rodeado de piedras para hacer el fuego y excavamos un canal en la arena para desviar el agua por las dudad de que suba demasiado por la noche, para que la desvíe todo lo posible y la aleje de nosotros.
Cuando vuelvo, veo que Mitha está parada en la orilla, con el mar lamiéndole los pies, mirando el cielo estrellado con los brazos cruzados y su oscura melena negra ondeando al viento. Tiene puesto nuevamente el vestido, pero el sombrero, las sandalias y los anteojos descansan sobre uno de los troncos. Se la nota absorta en su mundo y no puedo evitar preguntarme por lo que ocupa su mente: ¿qué puede pensar alguien que lo ha visto y vivido todo desde que se inició el mundo? A saber la de recuerdos y vivencias que tendrá almacenadas en esa cabecita... ¿Serán más malos que buenos? Dejo la madera en el pozo y me acerco a ella en silencio.
- ¿Ya juntaste suficiente?
Aún no he llegado a ella y ya sabe que volví, ¿cómo? No hice ningún ruido. Ante mi silencio, ella sigue hablando.
- Acordate que puedo sentirte, sé que estás ahí por más silencioso que intentes ser.
¡Ah, cierto! Me había olvidado de eso. Me pongo a su costado y permanezco en silencio, alzando la vista al cielo al igual que ella.
- ¿Es hermoso, no te parece?
- Sí, y más sin tanta contaminación lumínica que permite que se vea mucho más que en la ciudad.
- Es verdad... Pensar que no somos más que un simple átomo en la inmensidad que es el universo... Para sentirse diminuto, ¿no?
- Sí lo ponés así... Estás muy filosófica.
- Puede ser... Tal vez es el lugar que me permite relajar la mente y pensar en éstas cosas.
- Ya me estás asustando, ¿dónde está la Mitha sarcástica y molesta a la que me estoy acostumbrando? ¿No vas a empujarme al agua como hiciste en el London Eye porque estabas incómoda, o sí?
Su suave risa es casi musical, delicada, me provoca sonreír yo también. Su mirada violeta baja a mí y una pequeña sonrisa está dibujada en el rictus de sus labios, es diminuta, disimulada, mas está ahí y yo puedo verla, lo cual genera que una sensación cálida se expanda por mi pecho.
- Relajate Biersack, estoy pacífica y tranquila, no te voy a hacer nada, no lo arruines.
- Me quedo tranquilo entonces de que no voy a tener un trago profundo de agua salada ni más arena en los calzones.
- No, no va a ser así a menos que molestes.
- No voy a hacerlo, no te preocupes. ¿Vamos a sentarnos? Voy a prender el fuego ya.
- Ok.
Nos volvemos hacia el campamento improvisado y ella se sienta mientras yo me acomodo para prender el fuego; no hace frío, sin embargo, nos vendrá bien un poco más de luz. Cuando la madera empieza a arder, me acomodo en el tronco junto a Mitha y ambos suspiramos de forma simultánea, lo cual nos sorprende y nos hace reír como idiotas.
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Del otro lado...
Romance¿Cuál sería tu reacción si despertaras en el bosque, sin saber qué pasó y una chica te dice que es la muerte? ¿Y qué harías si ella te dijera que estás por morir (que es una gran posibilidad) y que, si no arreglás todo lo pendiente que te queda, pue...