- Que disfruten el paseo.
Mitha me hace subir al cubículo tirando ligeramente de mi brazo y yo la miro mal. Una vez dentro, ella me suelta y se acerca al cristal, admirando el paisaje que nos muestra la amplitud de la rueda de metal en la que nos encontramos.
- Debimos haber pagado.
- ¿Con qué plata pretendías hacerlo si se puede saber? La pantalla que creé para vos puede ser muy sexy y todo lo que quieras, pero solo sos una persona más (y ni siquiera si te lo ponés a pensar), no sos Andy Biersack al que no le habrían cobrado.
Suspiro frustrado dándole la razón, otra vez para variar, en silencio. Como ella, me acerco al vidrio y contemplo la hermosa vista de Londres desde la altura a medida que vamos subiendo: se puede ver todo desde acá, es simplemente magnífico; y pensar que casi me pierdo semejante espectáculo. Estoy seguro de que, en la noche, debe de ser aún mejor, con todas las luces en la oscuridad del cielo nocturno. Miro a Mitha de reojo y me la encuentro admirando todo con aire melancólico, con la mano apoyada en el cristal, sus ojos con un brillo triste. No sé cómo sentirme ante esto, me parece súper extraña su actitud. Siento deseos de consolarla, de abrazarla y reconfortarla, de hacer que se olvide de lo que sea que la tiene así, mas me doy cuenta de que es ridículo, yo solo debería hacer eso con Juliet, con mi mujer y es entonces cuando noto algo: no he pensado en ella en todo éste tiempo, cosa rara siendo mi prometida. ¿Qué está pasándome?
Lo más extraño de todo es que no me importa, no me interesa ni quita el sueño o la tranquilidad la situación o lo que esté pasando con ella, estoy calmado, como si nada. ¿Habrá comenzado ya el proceso del que me habló Mitha? ¿Ya estaré cambiando? No, es imposible y eso solo pasa luego de morir. Entonces, ¿qué está ocurriendo conmigo?
- Es hermoso, ¿no te parece?
- ¿Qué?
- El paisaje, es hermoso.
- Sí...
- Tanta vida rondando por la tierra, haciendo lo que desean, cumpliendo o no con sus obligaciones, sin embargo, libres de elegir su camino, aterrorizados de mi llegada, no obstante, alguno, sin que les importe...
- ¿Mitha?
- Esto no se lo digas a nadie, porque si lo mencionás lo negaré, pero, a veces (solo a veces) cuando veo a los mortales disfrutar de su existencia, de la simpleza de su vida, de sus parejas e hijos, de sus familias y amigos, de las muestras de afecto y contacto... En esos momentos siento un ínfimo deseo de estar viva, de saber qué se sienten esas experiencias, de no se temida y repudiada u odiada, de ser simplemente una chica más en el mundo. No creo que lo entiendas pues estás vivo y disfrutás a diario de todo eso, aquello que todo el mundo da por hecho...
Su voz se va apagando a medida que habla hasta volverse a penas un susurro.
- Aunque no lo creas, sí que te entiendo.
- ¿Sí? ¿Y cómo podrías? Tenés familia, amigos, tus fans, incluso tu... "prometida". Sabés lo que se siente cada sensación de la existencia y te pediría que me dijeras qué tal, sin embargo, mejor no porque, si lo supiera, solo sería más doloroso el saber que no lo puedo tener, el verlo, mas no poder tocarlo. Sería un mayor suplicio y ya tengo bastante con mi existencia, ¿no te parece?
- Te entiendo porque, si bien no es por la misma razón que vos y cuento con todo lo que nombraste, no tengo otra cosa que la gente también da por hecho: la normalidad.
Mitha despega momentáneamente su mirada del paisaje y la fija en mí. Yo, por mi lado, busco las palabras adecuadas para expresarme, para que me entienda sin que suene mal o egoísta, tampoco caprichoso. Esto no se lo he contado a nadie por esa misma razón: tengo todo lo que cualquiera podría desear y más, no obstante, a pesar de eso, quiero otra cosa; es lo que todos creen y, sin embargo, seguro me mirarían mal si lo admitiera a alguien más, pero, con Mitha, tal vez sea diferente.
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Del otro lado...
Storie d'amore¿Cuál sería tu reacción si despertaras en el bosque, sin saber qué pasó y una chica te dice que es la muerte? ¿Y qué harías si ella te dijera que estás por morir (que es una gran posibilidad) y que, si no arreglás todo lo pendiente que te queda, pue...