Epílogo

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(La música debe sonar durante todo el capítulo para darle el efecto deseado y tengan un pañuelo a mano, por la dudas de que logre mi propósito de hacerlas emocionar hasta las lágrimas.)


Narrador Omnisciente:



Luego de despertar y recordar todo, Andy inicia con sus planes: se aleja de Juliet por completo y le pide el divorcio, usando como argumento su infidelidad y la prueba del teléfono secundario y su contenido son más que suficiente para lograr su cometido. Además, las autoridades descubrieron (por insistencia de él después de todo lo que había escuchado en la casa estando con Mitha), que ella había sido la causante de su accidente: había pagado al mecánico del morocho para que le arreglara mal el auto, cosa de que éste fallara, él chocara y muriera, quedándose ella con todo (cosa que no pasó para su mala suerte), por lo que fue arrestada por intento de homicidio. 

Dejando eso de lado, el ojiazul se concentró de lleno en su banda, su familia y en sus amigos, siguiendo su vida y disfrutando de ella como cuando estaba con Mitha, tal y como prometió. Sin embargo, jamás volvió a acercarse a una mujer ni dejó que ellas lo hicieran. Tampoco planeaba tener hijos, pero en un concierto de caridad para un orfanato, conoció a una pequeña nena de siete años que le hacía acordar a su amada: pelo negro y brillante, piel blanca y suave y sus ojos poseían heteromancia (uno era azul y el otro violeta); parecía señal del destino, por lo que la adoptó y ella fue su "única mujer" a lo largo de toda su vida. De nombre le puso Hela, como la diosa nórdica del inframundo. 

El tiempo pasó, la hija de Andy se volvió una famosa artista, se casó, tuvo un hijo y él a su nieto. Su vida fue feliz y tranquila, siempre recordando a su amada de la cual se despedía todas las noches y le hablaba cuando necesitaba que lo escuchara, porque sabía que ella lo observaba en silencio desde su propia dimensión, haciendo que se sintiera acompañado en todo momento, esperando que ambos pudieran cumplir su promesa...



62 años después: cama de hospital, lecho de muerte de Andy.



-No me puedo quejar de mi vida, la viví al completo, la disfruté, tuve a mi niña, a mi nieto, todo lo que uno puede querer para ser feliz...

Hela acaricia la mano de su padre mientras suspira aguantando las lágrimas que amenazan con escapar de sus ojos. Su padre era una sobra de quien había sido: su pelo, antes de un hermoso color negro azabache, ahora era blanco entremezclado con gris, sus ojos azules brillantes estaban más opacos, pero seguían brillando con felicidad y amor hacia los suyos, y su piel, tersa y pálida antes, ahora estaba arrugada y con manchas de edad y por las agujas del suero.

-Sé que dices que fuiste feliz papá, sin embargo, hay algo que necesito saber. Jamás te lo pregunté porque creí que me lo dirías algún día por tu cuenta, mas ya no puedo seguir esperando, necesito saberlo. 

-Preguntame entonces cariño. 

-Yo sé lo que pasó con esa tal Juliet, también lo que te hizo y que por eso te alejaste de ella, no obstante...

-Querés saber por qué no estuve con nadie más después de eso, ¿no es así? Pensás, como todos los demás, que me quedó un trauma después de eso y que, por esa razón, jamás estuve con ninguna otra y vos no tuviste una madre como todas las demás. 

-Bueno... sí, es eso. 

-Princesa, las cosas no son así, lo que pasó no me dejó ningún trauma ni secuela. 

Del otro lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora