Al dia siguiente
Narra Niall
Rob me había mandado llamar diciendo que quería hablar conmigo en privado.
—Supongo que sabes la razón por la cual te he llamado.
Me siento en la silla delante de él y coloco los codos en la mesa. Él juguetea con la pun.ta de la montura de sus lentes metida en la boca.
—La verdad, no.
Deja la pun.ta plastica salir de su boca y coloca los lentes en la mesa con los cristales apuntando hacia mi.
—Si lo sabes, Niall— dice seriamente —. Te dejé bien claro que no podías estar con ______ en una relación— quito los codos de la mesa y me dejo caer en el espaldar de la silla soltando un suspiro pesado —, esa vez que dije que te acercaras más a ella era broma. Solo lo dije para que fueras su amigo. No algo más.
—Como ya dije: eso debiste decirlo desde un principio, ahora es tarde.
Arrima su silla con ruedas más hacia la mesa y toma la posicion que yo tenía anteriormente.
—Es por tu bien, muchacho. ¿Estás dispuesto a arriesgarte tanto?
—Si.
Apoya su menton en sus manos vueltas puños, mira la mesa y luego vuelve a mirarme.
—Me sentiré terriblemente culpable si algo te pasa por estar con ella. Te quiero como a un hijo, Niall, y no quiero que nada malo te pase.
—Lo sé.
—Sin embargo, no puedo hacer nada para que te olvides de ella, uno no elige de quien se enamora. ¿Puedes esperar a que todo esto con Mila acabe? ¿Estas dispuesto a esperar tiempo indefinido paura estar con ella?
—Si— respondo no muy convencido de lo que acababa de decir.
—¿La amas?
—Si. Aunque ella no lo sepa.
—Dícelo.
—Lo mismo han dicho Liam y Harry
—¿Liam? ¿El mismo Liam de la tienda?— asiento — y Harry el abogado de _______.
—Esos mismos— respondo asintiendo.
—Hazme caso, Zayn. Aléjate de ella hasta que todo esto acabe.
—No creo porder hacerlo pero lo intentaré— me coloco de pie dispuesto a irme.
Escucho como Rob me llama cuando salgo de ahí pero una vez mas ignoro su llamado y continuo con mi camino.
(...)
Narra _______.
—¡Despierta!— escucho la voz de Madelain.
—¿Qué quieres?— cuestiono aturdida por su tono un poco más chillon de lo que acostumbra cuando grita.
—¿Cómo qué, qué quiero? ¡Son las dos de la tarde y aun no te levantas!— exclama volviendo a su tono anterior.
—Ya deja de gritar— levanto la cobija y me tapo la cara con ella, principalmente los oidos.
—Ya, levantate— jala el edredon por la parte de mis pies y me lo quita completamente.
Me coloco en posicion fetal y trato de seguir durmiendo.