Capítulo 14: Declaración de Ban

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Aquí otro capítulo más!

En verdad deseo que les esté gustando!


*****

Akabane lo miraba fijamente, el doctor intentaba contenerse y actuar de forma imparcial, pero el saber lo que había hecho lo hacía enojar.

–¿Por qué lo hiciste? –dijo cruzándose de brazos.

Ginji abría y cerraba la boda, intentando articular alguna palabra, algo que no conseguía.

–Pensé que no volverías a hacerlo, que todo estaba mejor –volteó a ver de reojo a Ban.

–A-Akabane –por fin salió sonido de su boca, esa mirada oscura lo ponía nervioso.

–La última vez prometiste no volver a hacerlo, – Akabane agachó la mirada, se trató de relajar y volvió a levantarla. – Confíe en ti...

–Lo siento –, Ginji se sintió culpable, sabía que lo había prometido, pero no lo entendía, nadie lo hacía, sólo veían lo que querían ver.

–Regresarán tus horas de terapia, además de que se quitarán de tu alcance las cosas con las cuales puedas hacerte daño. –su voz había tomado un tono frío, pero sobre todo sentía como había alejado a Akabane.

–Sí, yo lo haré.

Ginji intentó mirarlo a los ojos, pero lo evitaba, no quería verlo, si veía esos ojos color miel, caería otra vez y sería suave con él.

Tomó unas notas en el expediente médico y sin mirarlo, se dirigió a los otros.

–Se dará de alta mañana en la noche, se quedará en lo que termina la transfusión de sangre, el psicólogo vendrá en la mañana. Él decidirá que terapia recibirá –tanto Ban como Shido asentían con su cabeza, sorprendidos de que por primera vez ignorara al rubio. –¿Tienen alguna pregunta?

Al ver que negaban con la cabeza estaba por continuar, pero la voz del ojimiel lo interrumpió.

–¿No piensas hablarme? –su voz había cambiado, había dejado de sonar divertida y despreocupada por una seria.

Akabane les sonrió a los dos, y volteó a verlo, mirándolo a los ojos, pero ya no había esa calidez que sólo era dirigida hacia él.

–¿Tienes alguna duda?

–Tú no entiendes, sólo piensas en ti, todos lo hacen. –Kurodo asintió

–Tú haces lo mismo. –el ojinegro se acercó hasta él, acercando sus rostros –pensaste en cómo se sentirían tus amigos al encontrarte de esa manera. ¿Cómo los harías sentir cuando prometiste no hacerlo? –Ginji abrió más sus ojos ante esas palabras – Ellos han estado a tu lado todo este tiempo, si te sentías solo, pudiste decirles, pero preferías sentirte incomprendido.

Akabane estaba furioso, sabía que no debía decirle esas palabras, pero no podía guardarlas, si nadie tenía el valor de decírselo, él sí.

–Tienes a dos personas que están luchando por estar a tu lado... –sus rostros estaban a centímetros de distancia, podía ver la confusión y el arrepentimiento en sus ojos, pero no iba a detenerse, no ahora. –Midou está al pendiente de ti, te cuida, y sé que te quiere.

Su voz se volvió un susurro, le costaba decir esas palabras, porque sabía que con eso él terminaría con la oportunidad de estar con el rubio.

–Yo, yo estoy para ti, siempre... Ginji, me gustas, y si tuviera la oportunidad, te besaría de una forma que jamás olvidarías. –sonrió de forma triste y antes de que continuará alguien llamo a la puerta, abriéndola.

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