Capítulo 23: Juntos

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Miro la oscuridad que inundaba la ciudad afuera del departamento, y el sentirlo a su lado lo hacía sentir completo, la noche anterior había pasado todo, un escalofrío recorrió su cuerpo y en respuesta atrajo más hacia él su cuerpo. Ginji había dormido minutos antes, pero él seguía con su mente muy despierta, temía que si dormía regresaría a la pesadilla donde su novio estaba con aquel loco.


Enterró su cara en el cuello, respirando el dulce aroma que emanaba, dio un suave beso ocasionando un estremecimiento en el cuerpo de Ginji, sonrió y cerró sus ojos, debía calmarse, todo mejoraría, aunque debía contactar con Heven y hablar sobre la seguridad y lo que harían mientras el agresor estuviera suelto.



*****


Ban se despertó aún abrazando a Ginji, al querer moverse sintió el “problema” que tenía entre sus piernas, dejo salir una suave risa, después de todo no podía evitar la reacción de su cuerpo al sentir al hombre que más deseaba a su lado. Se detuvo pensando que podría haberlo despertado pero el otro seguía dormido, debía levantarse y arreglar lo que tenía entre las piernas antes de que se despertará.


Antes le había pasado eso, claro, no era inmune a lo que veía, pero era la primera vez que la persona que le ocasionaba eso estaba a su lado y él no quería solucionar su “problema” con el causante de todo. Tenía miedo de lastimarlo, debía controlarse ya tendrían tiempo de aprovechar el tiempo perdido.


Estaba por levantarse cuando Ginji se volteó, quedando frente a él, se frotó contra su cuerpo y se pegó aún más, el ojiazul tragó saliva al sentir como una pierna del otro se metía entre las suyas, rozando con su hombría que empezaba a palpitar.


Cerró los ojos y trato de calmar su respiración, debía controlarse, el rubio no estaba en condiciones de ese tipo de ejercicios, en realidad de ninguno. Tomó un hombro del otro y trato de alejarlo, pero lo único que recibió fue un sonido que no ayudo nada a como estaba y que el cuerpo a su lado se pegará más.


Se dio cuenta que estaba perdido cuando la hombría de Ginji empezó a despertar restregándose contra su pierna, volvió a tragar saliva, sentía su boca seca, y la única agua que necesitaba en ese momento era la del rubio.


–B-Ban… –susurró en sueños, el verlo así, junto a él, su miembro contra su pierna, y diciendo su nombre lo volvió loco. Lo necesitaba, y lo necesitaba ya.


Movió sus caderas de forma circular, rozando sus erecciones, un latigazo de placer recorrió toda su espalda, quería más de eso, lo necesitaba más que nunca, jamás había sentido ese placer que lo cegaba, era algo que lo volvía loco.


Sintió como la otra cadera hacia movimientos contra la suya, miró a la cara a su novio viendo un tenue sonrojo en sus mejillas y sorprendiéndose de verlo despierto.


–Te necesito Ban –su voz sonaba ronca, hizo una mueca al mover su tórax haciendo que el ojiazul lo detuviera.

–Yo también… no te imaginas cuánto –, beso su frente y acarició su mejilla –pero no podemos, estás lastimado y –sintió como una mano acariciaba su vientre bajo, tomándolo con fuerza, en suaves movimientos de arriba abajo. –G-Ginji… Dios, te deseo tanto, que me vuelves loco.


Podía sentir como la mano de su novio temblaba sobre su miembro, estaba nervioso, pero a pesar de eso lo estaba masturbando, y estaba haciéndolo muy bien. Su mente se quedó en blanco, cerró los ojos y se dedicó a disfrutar de esa mano que lo estaba llevando al cielo.

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