CAPÍTULO XVI: LA INAUGURACIÓN

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La gran inauguración de la exposición Botánica armo revuelo entre la crema y nata de la sociedad y las demás. Estudiantes de la facultad de Biología y algunos amantes de las plantas estuvieron en una ardiente disputa por los boletos tan codiciados.

El nuevo pensar permitía a todos encontrar interés en aquellos seres vivos realizadores de la fotosíntesis y productores de oxigeno junto a frutos (en algunos casos). La medicina estaba evolucionando de formas que ya los fármacos pasaban a ser cosa del pasado donde se gastaba una fortuna para aprender a identificar y realizar mejores formas de tratar padecimientos sin tener que gastar demasiado dinero. La famosa medicina alternativa se abría paso como una dama pomposa de alta calidad pavoneando su exquisito vestir y encanto, los jóvenes se enamoraban de esa arte, pero los que no deseaban emplear fines científicos en su asistencia al evento se emocionaban por el ver a esos especímenes gloriosos y tan hermosas corolas atrayéndolos con sus hermosos colores.

Los arreglos habían terminado un día antes del evento como se había previsto. Los especímenes se colocaron con rapidez y precisión que se encontró Liz sonriendo ante el trabajo bien elaborado, el aroma en el aire estaba impregnado de los cientos de flores esperando a ser alabadas, pequeñas divas.

-He traído su café, mi lady. –dijo Reiner y se retiró de inmediato.

La rubia sonrió y lo acepto gustosa, americano de vainilla cargado. Realmente se encontraba calmada a pesar de estar en una situación delicada. Ir a Tokio y aparecerse de súbito para reclutar a Mei de su lado con la verdad a medias. Pero al parecer Ymir tenía interés en la pelinegra cosa que no sabía como interpretar si bueno o malo.

-Supongo que ya comprendiste lo que hiciste. Has hecho cosas que no estaban acordadas y ahora estamos en problemas.

La voz ronca y desganada de Ymir le trajo de vuelta a la realidad, sus brazos musculosos estaban alrededor de ella y su nariz en su cuello acariciándolo suavemente.

-Huir de mi esposo para venir a jugar a Japón a la cuñada, a eso vine. –respondió girando su cabeza para besar la mejilla de la morena. –Está cerca, ¿verdad? –murmuro.

-Soy la amante cuando él esta cercas. –respondió en igual tono y se acercó a su boca para darle uno de los tantos besos falsos que aprendió en la academia de actuación a la que Yuzu le obligo a ir para que su montaje saliera perfecto.

Liz extendió sus brazos para tomar la cabeza de la morena y atraerla más a ella así consiguiendo tapar el área de sus bocas para poder hablar con calma y seguridad.

-Ella está molesta, ¿cierto?

-Hiciste exactamente lo que te pidió no hacer una vez llegaras aquí.

-Soy SU esposa y no me quedare de brazos cruzados mientras hace este tipo de estupideces. Además este asunto es de mi incumbencia por si se les olvida a las dos, par de idiotas.

Ymir comprendió que una retirada era necesaria así que se alejaron las dos con las caras rojas; Liz por el coraje e Ymir por la vergüenza.

-¿Y si vamos a un lugar más privado para poder... hablar? –dijo Liz con tono seductor tomando la corbata de la morena para atraerla hacia ella.

-Me parece perfecto. –dijo sonriendo.

Ambas caminaron hacia el pequeño cuarto y lo cerraron con llave, Liz puso música clásica alta para impedirle al espía escuchar algo. Ambas al cruzar la puerta se habían relajado un poco y soltaron pequeñas risas ahogadas como camarería.

-No quiero ser aguafiestas pero creo que deberías hablar con Yuzu antes de que llegue.

La rubia puso los ojos en blanco y le dio la espalda para comenzar a atender unas hermosas Gardenias que recién había recibido como obsequio. Las tomo con sumo cuidado y la recostó en la tierra para proceder a cubrirla poco a poco, serviría de abono para una nueva Gardenia que florecería seguramente cuando ella no estuviera.

DESEO DE MEDIA NOCHE (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora