CAPÍTULO LII: LA LIBERTAD ESTÁ AL JALAR EL GATILLO

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Habían llegado a la casa a las nueve de la noche, todos seguían dormidos y Yuzu le pidió a Mei subir a descansar. Ella así lo hizo en cuanto se aseguró que la rubia también entrara en su habitación. Apenas había tocado su cabeza la almohada se quedó totalmente dormida.

A las once de la mañana fue despertada por Chise, el desayuno estaba listo y la esperaban abajo. Todos con excepción de Yuzu, pero lo dejaron estar, de todos ella era la más afectada por la muerte de Paola, le permitieron llorar y desahogarse en privacidad solitaria. Paso la tarde y Yuzu no bajo tampoco a comer, la preocupación lleno a todos, pero nadie fue a pedirle a Yuzu que saliera.

Fate había ido para comentarles el estado de su familia; Vivio ya había salido del quirófano y estaba respondiendo satisfactoriamente al tratamiento y pronto despertaría mientras Nanoha empeoraba por ratos y el médico le dijo que si la condición seguía así tendrían que interrumpir el embarazo para salvar a Nanoha. La noticia fue triste para todos, Fate deseaba poder hablar con Yuzu, pero le avisaron de su situación y no intento forzar nada, se fue de vuelta al hospital.

Para las siete de la noche Mei no pudo soportar más y usando la llave que tomo del cajón abrió la puerta. Estaba todo a oscuras y ningún ruido se percibía. Sabía que no estaba Yuzu, camino hacia el escritorio y encontró una carta:

"Hola, Mei. Sé que serás tú la que lea esta carta antes que nadie y eso me consta porque me amas. Lo has estado haciendo aun cuando habías decidido hace seis años casarte con Udagawa por el bien familiar. Ese amor por mí ha estado creciendo estos años sin importar que estuviera casada. Has hecho tanto por mí, y yo, en cambio, no he podido regresarte nada de eso.

Por eso es que me voy. Necesitas a alguien que te haga verdaderamente feliz como Udagawa. Él te ama de verdad Mei y ambas lo sabemos cuándo fue a amenazarme con rebanarme el pescuezo si te hacia llorar. Creo que ahora lo he hecho con esta carta.

Mei, una vez me pediste que hablara contigo si tenía algún problema y nunca lo hice porque tenía miedo de admitir que yo... he hecho tantas cosas horribles sin sentir remordimiento. Lo peor de todo esto es que yo no puedo seguir viviendo a sabiendas de que por mi culpa murió, yo la orille a dejar el tratamiento y esperar a que el cáncer la matara. Yo mate a cinco personas directa e indirectamente que la culpa me está matando poco a poco. Creí que podría dejar de lado esto y desposarte para poder ser felices las dos, como lo quisimos hace seis años y tendríamos una hija, una pequeña maravillosa que educaríamos con amor y dedicación para verla convertida en alguien de bien.

Pero ese accidente se llevó a mi hija... nuestra futura hija. Yo la mate al decirle que tomara el vuelo a Tokio. Es curioso como todo lo que amo muere sin que pueda yo hacer algo. Ya estoy cansada de esta vida sin sentido. Perdóname por no poder caminar a tu lado.

Espero que seas feliz, en verdad, de todo corazón.

Siempre tuya, Yuzuko Okogi.

- ¡OH POR DIOS! -exclamo aterrada y salió de la alcoba, pero choco contra Ymir que tenía un plato de avena en las manos.

-Cuidado Mei que-

-ES YUZU. -la interrumpió con las hojas en mano. -ELLA SE FUE Y CREO QUE PLANEA SUICIDARSE.

- ¡¿Qué?! -dijo soltando el plato para tomar las hojas y leerlas con rapidez. - ¡Maldita cobarde hija de puta! -grito tomando su móvil. -Avísales a todos ya.

Mei asintió y corrió para despertarlos a todos. Ymir rezo porque aún no hiciera una estupidez Yuzu.


***

DESEO DE MEDIA NOCHE (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora