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Después de haber recorrido todas las mesas del amplio comedor y haber tenido todas las tiendas de acampar armadas, el maestro de 3°C se encargó de leerles un cuento infantil para dormir.

Ya habían comido malvaviscos, jugado e incluso contado historias de terror que tenían a algunos de los niños hechos bolita en sus sacos para dormir junto al niño con el que habían decidido compartir la tienda.

Pasaron un par de horas, los maestros habían caído muertos y los niños del maestro Jungkook aún tenían bastante energía para la noche.

Mingyu se tiró encima de Wonwoo, quién estaba leyendo un cómic de los X-Men muy feliz de la vida, alumbrandose con una pequeña lámpara en forma de estrella.

— Wonu~ estoy aburrido~ - el morochito alfa pataleaba por sobre el cuerpecito del azabache, tratando de obtener atención - Vamos a jugar~

— Si haces mucho ruido nos van a regañar, Mingyu tonto, tonto, tonto - entrecerró su cómic y le pego de lleno al niño en la cabeza -; pero si, yo también estoy aburrido~

Habían decidido jugar al basta en voz baja, afortunadamente Wonwoo siempre cargaba una pequeña libreta y algunos colores a dónde iba; jugarían 4 rondas, y el que ganara la mayoría se llevaría un premio.

El omega quería gomitas de kiwi y una cajita de leche al día siguiente, ese sí que era un buen premio.

Para cuándo iban a dar las 12:40 de la madrugada, Mingyu levantó sus brazos en forma de victoria, había ganado 3 de las 4 rondas.

— ¿Y qué quieres de premio MinMin? - el azabache comenzó a recoger todos los colores y hojas arrancadas que habían usado.

— Quiero un besito de Wonu~ aquí~ - el nombrado dejó caer su color azul favorito y giró la cabeza para ver la zona donde su enérgico amigo quería el beso.

Los colores se le subieron al rostro y soltó una risilla nervioso. Dejó los colores a un lado y comenzó a acercarse al rostro contrario para dejar un piquito en los labios a Mingyu.

Se separó rojo como un jitomatito, guardo todo en su pequeña mochila de Quicksilver y susurró un leve "Buenas noches MinMin~" a la par que se metía en su sacó para dormir.

A la mañana siguiente Mingyu sonreía con ganas mostrando sus sobresalientes colmillos, llevaba a Wonwoo sonrojado y de la mano para llegar al salón; Jungkook solo pudo morir de ternura y maldecir en su interior por sufrir tantos ataques de ternura a su corazón de pulga.

Donde los colores terminanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora