Capítulo 10.

758 56 6
                                    

Valerie Pov

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Valerie Pov.

Sentía que estaba viendo al diablo encarnado. ¿Como podría ser tan cínica de presentarse aquí? ¡Y de blanco! Seguramente va alegar que en la india vestirse de blanco es una forma de guardar luto.

Había muchas murmullos, todos los presente seguramente se estaba preguntando porque se encontraba aquí. Pero la pregunta a esa respuesta yo me la conozco muy bien: DINERO. ¡Ja! Seguro piensa que mi abuelo la incluyó en el testamento o le dejo algo, y si realmente piensa eso solo significa que una verdadera idiota. Si había algo que compartía con el viejo codo duró de George Remington era mutuo desprecio por esa mujer. Que definitivamente era la definición viva de "Mala Madre".

Mientras los encargados del servicio fúnebre colocó el ataúd de George Remington dentro del mausoleo veo "la Reina de la maldad" sacar un pañuelo pasárselo cerca del rostro. Ahora si siento asco, me giro sobre mis talones y comienzo a caminar en dirección al auto, esto mucho para mi inestable salud mental en este momento.

―Valerie, ¿a donde vas?―me detiene Giselle sujetándome del brazo.―por favor ten un poco de respecto por este lugar y por la memoria de tu abuelo.

Tenía ganas de golpear a Giselle en este momento. La fulmine con la mirada y eso fue suficiente como para que diera un paso a atrás. ¡Lo mejor se puede hacer! Tengo tanta rabia que no me importaría desquitarme con ella si me provoca. ¡Hoy, en este instante soy enemiga pública de la humanidad entera! Estoy furiosa con el mundo y Giselle por muy amiga que sea está incluida.

―Valerie, por favor...

―No, me jodas Giselle.―masculló apretando los dientes. Miró en dirección a la multitud de la que me he alejado y veo a su majestad la "reina de la hipocresía" dando abrazos y recibiendo seguramente condolencias.—¿Tú la invitaste?—le preguntó a Giselle con rabia.
Me cuesta mucho contener la rabia y el odio que siendo. Siento tanto odio, tanto. Que es como si en lugar de sangre lo que me corriera por las venas fuera veneno.

—No. Claro que no.—se apresuró a decir.

—Val.—llega junto a nosotras Kyle, tiene una cara de preocupación que no puede con ella.—¿está bien?

—Por supuesto que estoy bien.—espetó con dureza. Pero no. No estoy bien pero eso a nadie le importa.—Dime, Su Majestad sigue derramando más lágrimas que el cocodrilo que mato para hacerse el bolso que está usando.

Kyle y Giselle intercambian miradas entre ambos. Ellos mejor que nadie sabe lo mucho que detesto a la perra, narcisista inyectada de botox que me escupió al mundo. Ella es la responsable principal de que yo esté tan jodido mentalmente. Ella y.... aquel miserable.
Cada vez mi quebrantada mente deja que algo cree grieta en la muralla que construi de indiferencia, un escalofrío me recorre la columna vertebral, siento el mismo escalofrío que sentí aquella noche que deje de ser una niña inocente. El mismo miedo. Esa noche comprendí a pesar de mi inocente que de quien tienes que cuidarte siempre son de aquellas personas que te dice: Te quiero, mi niña dulce>>

Las Reglas del AbueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora