Valerie Pov.
¡Terror!
Eso fue lo que sentí, en cuanto esa puerta se abrió y ese desgraciado la atravesó. Un terror tan espantoso que me dificulta respirar. Parecía que hubiera olido mi miedo, porque levantó la mirada y clavó su asquerosa mirada. No está ni cerca de mí, pero podía sentirlo como si estuviera a un centímetro de distancia.
Sentía, como si mirada cortara mi piel.
No resistí más y salí de allí. No quería sentir más su mirada recorriéndome.
¡Huí! ¡Huí como una cobarde, sí!
No pude evitarlo. Solo quería salir corriendo, podía sentir mis lágrimas rodando sobre mi rostro pero, podía detenerme. Yo sabía que no debía temerle. Ya no podía hacerme más daño y mucho menos delante de todo el mundo. Pero era más fuerte que yo, supiera que me encontraba protegida y que nadie podía hacerme daño. Siga viviendo con miedo. El solo saber que está aquí, me hacía sentir como si nuevamente tuviera trece años. Todo aquello que no quiero recordar vuelve estar presente más que nunca.
Estaba sofocaba, me ahoga, estoy paralizada de miedo...
Entre al baño de mi habitación, apenas pude agachar la cabeza cerca del inodoro cuando todo el contenido de mi estómago fue expulsado de manera violenta en forma de vómito por el asco y miedo que me provocó verlo nuevamente. Termino de vomitar la mitad de mi estómago y jalo la cadena del inodoro para que el agua, se lleve todo por el drenaje. Me quedo tirada en el suelo abrazándome a mí misma, buscando entrar en calor pero lo único que siento es escalofríos.
Un terrible escalofrío, que ya conozco. El frío. Hondo hasta los huesos. No puedo hablar, siento como si mis propias lágrimas me cortaran por culpa del frío. Estoy paralizada por el frío. Un frío helado que me oprime. ¡Me asfixia! Quiero gritar pero no puedo. Nuevamente vuelvo a tener trece años. Pero ahora como entonces no hay nadie que me ayude.
¡Esto miedo! Así se siente el miedo. ¡El verdadero miedo! Es miedo que llegue profundo, que es hondo, angustiante. Este miedo que solo me hace sentir tan vulnerable que solo me provoca el deseo de desaparecer.
Mi abuelo... me ayudó pero fue demasiado tarde. ¡Cuando ya casi no quedaba nada de mi inocencia!
<<Contrólate. Contrólate.>> me reclama mi propia conciencia. Mi orgullo herido que grita con fervor en mi interior. <<¡Le diste lo que deseaba! Verte aterrorizada, humillada, temblando de miedo como un ratón asustado>>
Siento vergüenza de mí.
Siempre trato de aparentar algo que no soy.Todo el mundo piensa que soy fuerte pero no es cierto soy una miedosa. Yo finjo... finjo todo el tiempo. Finjo que soy aguerrida para que la gente, oh me ame o me odie.
—Valerie.—alguien golpea la puerta entreabierta del baño dos veces. Quiero que sea quien sea se vaya pero no puedo hablar estoy tan paralizada del miedo que no se pueda. ¿Me habré quedado muda?—Valerie, ¿puedo pasar?—me pregunta no respondo
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Las Reglas del Abuelo
General FictionLa última voluntad de su abuelo es una noticia inesperada para ella. Y más al comprender que para poder continuar llevando la vida llena de lujos y comodidad debe casarse con un hombre que este ha elegido sin consultarle que no conoce. ¡Un desconoc...