Capítulo 13.

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Valerie Pov.

¡Yo, nunca he presenciado el choque de un auto!

Pero he escuchado que es algo tan horrible que nunca se puede olvidar. Pues cuando algo así sucede uno queda tan impresionado que puede percibir todo a una velocidad ridículamente lenta, uno puede escuchar el agudo chillido de las ruedas haciendo un gran esfuerzo por detenerse, el crujido metálico de ambos carros colisionando, el clac de los cristales de este estallando esta hacerse añicos. Está que este queda totalmente destruido y luego... un breve silencio que se rompe al escuchar el goteo de un par de gotas del tanque de gasolina.

Con esa simples gotas esto estalla convirtiéndose en un infierno.

Y ahora mismo siento que todo se mueve a una velocidad, tan ridículamente mente que puede incluso escuchar los latidos de mi desbocado corazón que parece que se me va escapar del pecho. Podía oír a lo lejos voces distorsionadas. Miraba a mi alrededor y todos los presentes se veían levemente borroso ¿Me estaba quedando ciega? o ¿me iba a desmaya?

Las piernas me empezaba a temblar, tenía que sentarme o sujetarme de algo por no me creía capaz de mantenerme en pie por mucho tiempo más. Y lo menos que necesitaba es desmayarme más si La Araña está aquí de intrusa. Siento unos brazos blandos y gentiles que me sujetan y me ayudar a sentarme nuevamente en silla. Reconozco el perfume que ella usa: flores de vainilla, coco, almizcle, vainilla suave y flores de heliotropos.

Desde que hice es perfume Giselle lo usa casi a diario. Se lo hice como regalo de cumpleaños poco antes de que nos fuéramos a Mónaco. Lo nombre Sweet Giselle es un perfume único envase a su personalidad.

Ella me habla pero solo escucho balbuceos son sentidos. Es como si tuviera los oídos llenos de agua. ¡Enfócate, Valerie! ¡Enfocate! NO dejes que tus sentimientos te dominen.

<<No siento nada, Nada me duele, Nada me lastima, Nada me hiere>> recitó mentalmente en mi cabeza. Respiro profundamente y levantó la vista para clavar mi mirada en algo firme. Joseph. Él sigue de pie mirándome fijamente esperando alguna reacción de mi parte aparte, necesito salir me obnubilación. Porque necesito que alguien me explique ¡QUE DEMONIOS SUCEDE AQUÍ!

―Okey.―digo y mi voz, suena relativamente calmada. Haciendo fuerza de la nada hablo de nuevo―¡Se acabó la broma!―espeto con mordacidad―¡termina de leer maldito testamento!.

―pero niña...―adopta ese tonito de voz, suave que me para los pelos de punta. Solo usa ese timbre de voz cuando de hacerme comprender algo difícil de explicar.―lo que he dicho es exactamente lo que su abuelo dispuso en su testamento.

―¡Que, qué!―exclamó atónita. Si me dijeran ahora mismo que el viejo demente de mi abuelo no está muerto y que todo fue una gran farsa como yo suponía no estaría tan al borde de un ataque cardíaco.―¡PERO QUÉ DEMONIOS!―miró en dirección hacia Martha―¿me explicas qué rayos es todo esto? Y más vale que haya una razón que yo entienda.

―Joseph por favor, explicale a Valerie y Arthur lo que George dispuso en su testamento―suelta un suspiro―y el porqué lo hizo.

―Claro―digo y se aclaró la garganta―Yo, George Theodore Percival Remington Anderson. En pleno uso de mis facultades mentales deseo que el resto de mi fortuna sea dividida entre mi nieta Valerie Calista Remington Crawford y su futuro esposo Arthur Jared Grayson Millers. De esta manera pretendo que el patrimonio que construyeron mis antepasados continúe para las próximas generaciones.

La respuesta a todo este circo me cayó como un balde de agua fría con hielo ártico. ¡Las futuras generaciones! Claro. El deseo enfermizo del viejo Remington de tener un nieto varón que continuase con su apellido y su sangre. ¡Todo se remonta a eso! Después de tener a mi padre mi abuela tuvo tres embarazo pero nunca pudo llevar a término ninguno ya que tuvo problemas con la miomas que impedía implantacion del embrion.

Las Reglas del AbueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora