Capítulo 21.

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Valerie Pov.

Regrese a la casa pero antes de entrar para cambiar me limpie la sangre de las manos. Había golpeado y arañado la lápida de mi abuelo. Mis uñas se habían roto y esto causó que sangrara en los dedos. Tendría que ponerme guantes para que nadie viera lo que había sido capaz de hacer. Me deje llevar por mis sentimiento y me siento como una idiota. ¿Como no pude controlarme? Tengo que dominar mi sentimiento y evitar a toda cosa que esto me afecte.

Ni siquiera quería participar del novenario solo quería darme un baño y luego tener una larga cita con el príncipe Valium. Pero no puedo. Tengo que arreglarme y hacer lo que mejor algo. Guarda todo lo siento en lo más profundo de mi ser y tengo que hacer de cuenta que nada me importa.

Deje el auto en la entrada y alguien se ocupara de dejarlo en garaje.

En cuanto entre por la puerta escuche la voz de Martha agitada, estaba discutiendo con alguien. Las voces provenían de la biblioteca de la casa que era también donde mi abuelo antes utilizaba como oficina. Me acerque por la puerta lateral que está cerca de la entrada que solo se utilizaba cuando había que salir de emergencia. Casi todo el mundo pensaba que era la puerta de un closet en el recibidor. Medio abrí la puerta para escuchar, normalmente no fisgoneo pero en esta casa ¡Es mi casa! Y están pasando demasiadas cosas de las que yo debo estar al tanto.

―No puedo creer que seas tan frívola, Victoria.―responde Martha con desdén hacia la Araña. Claro, de esa tipa no se puede esperar nada bueno ¿Cuándo será el día en que se inventen pesticidas para esa clase de alimañas?

―No soy frívola. Soy practica, Martha―habla con esa voz de víbora que tiene. Suave y sin alteración pero letal, malvada y enredadora como lo es ella.―Ademas piensalo le estaría haciendo un gran favor a tu "niña"―sisea por lo bajo y yo siento como la sangre me comienza a hervir.―Pobrecita, ¿no ves lo ególatra, frívola y superficial que es? Pero tú también como yo, conoces la realidad verdadera.―nada de lo esta diciendo me extraña que salga de la ponzoñosa boca de hiena, pero no porque siento una punzada aguda en el corazón y como mis ojos comienzan a picar por la amenaza de lágrimas. Pero me niego a derramar una sola lágrima por su culpa. ¡No! ¡Eso No!―Todo eso una máscara para ocultar lo insegura que es lo esteril de amor que es. ¿Que clase de esposa, piensa que será?

―Estoy convencida que tanto Arthur como Valerie harán un buen matrimonio y serán felices.―asegura Martha como siempre defendiendome de La Araña.

―Ay, Martha por favor―exclama casi la bueno ver sonreír con sarcasmo―Valerie no sabe ni arreglarse una uña, ella sola.―tengo la ira casi a flor de piel.

―¿Cómo puedes hablar de esa manera de tu propia hija?―le pregunta con indignación.―¿es que acaso no tiene una sola fibra materna en tu sistema, Victoria? Valerie es tu hija. Tu única hija.―exclamó casi gritando.

―No me salgas con sentimentalismo.―responde La araña con desdén.―¿Si quieres tanto a Valerie porque no le dices la verdad?―le pregunta y yo me extraña ¿verdad? ¿cual verdad?―Porque no le dices que tu eres su tía abuela. Que eres media hermana de George.

Esa noticia me cayó como un balde de agua con hielo. ¿Martha mi tía abuela? ¿media hermana de mi abuelo? Pero como paso esto ¿en qué momento? ¿Porque nunca me dijeron nada? ¿Porque mi abuelo la trató siempre como simple empleada, en lugar de como un miembro de la familia? Tanta preguntas salta a la vez a mi mente pero también el recuerdo de mis erróneas suposiciones. Yo casi juraba que Martha y mi abuelo... ¡Oh, por Dios que asco!

―Eso algo que no tiene nada que ver en este asunto, Victoria.―responde con dureza Martha―no estamos hablando de mis orígenes. Sino de deseo enferemizo de lastimas y perjudicar a tu propia hija.

Las Reglas del AbueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora