JiCheol ♡ My little kitten.

24; Emergencia.

Había tanta tensión que se podía cortar con un cuchillo.

Desde que JiHoon se subió al vehículo fijó la mirada en sus manos sobre su regazo y SeungCheol manejó en completo silencio, mirándolo de reojo cuando se detenía en alguna luz roja de los semáforos. Pensó en si debía poner música pero cuando levantó la mano JiHoon también lo hizo rozando sus dedos en el botón de la radio, como si sus mentes estuviesen conectadas en querer acabar con el silencio, las bajaron rápidamente y ninguno volvió a animarse a hacerlo.

JiHoon no sabía exactamente lo que pasaría al volver a casa, había confesado sus sentimientos, estaba enamorado de SeungCheol y el mayor lo había escuchado por lo que no podía negar las palabras que salieron de su boca y honestamente tampoco lo intentaría, era inútil.

Vio la casa a pocos metros y su estómago se revolvió, SeungCheol aparcó afuera de la propiedad y apagó el motor quedando, ahora sí, en completo silencio, no había gente en la calle y pocos autos circulaban a esa hora.

—No sé de dónde has sacado todo lo que piensas, si acaso fue del mismo DoYoon o de alguien más y sinceramente no quiero saber de quién fue, lo creíste y me lo dejaste muy claro —Comenzó a hablar SeungCheol apoyando los brazos en el volante y el corazón de JiHoon se aceleró al oírlo con una voz tan triste y distante —Pero también tengo el derecho de defenderme de todas esas acusaciones, nunca he pensado en aprovecharme de ti y estoy seguro que ni siquiera sabes lo que eso significa.

—Tener sexo —Habló JiHoon casi en un susurro, con la mirada baja, no estaba seguro de lo que significaba del todo pero lo había buscado por internet y era lo mismo que se hacía en un prostíbulo. SeungCheol giró el rostro hacia él y luego volvió a mirar hacia adelante, dejando escapar un suspiro.

—Nunca he pensado en tener sexo contigo —Dejó en claro, no estaba mintiendo, si en algún momento iba a estar con JiHoon no iba a ser solo sexo y con ningún ex novio estuvo por el rato, nunca fueron una diversión, siempre hubo un sentimiento de por medio pero siempre fue el único que sentía algo —Como tampoco he pensado en abandonarte y quedarme con tu dinero, antes te pedí que no trabajaras porque temía a que te maltratasen por ser un híbrido o que no supieras manejarte en el ámbito laboral, yo podía encargarme de todos los gastos que tuviéramos pero luego me di cuenta de lo equivocado de estaba, eres muy capaz de poder trabajar, me lo has demostrado y era justo que tuvieras una independencia económica. Sé tú clave bancaria, tienes razón, tú también sabes la mía y jamás se me ocurriría pensar que pudieses sacarme dinero y suponiendo que ese fuera el caso te preguntaría tranquilamente si has ocupado mi tarjeta, solo para asegurarme de que no fuese un error del banco, no podría enojarme si has gastado dinero, también es tuyo, por algo quise darte mi clave, siempre ha estado a tu disposición.

JiHoon cerró los ojos, avergonzado de sí mismo.

—El único plan que he tenido es poder trabajar en lo que me gusta por más difícil que fuese el camino, como no tener dinero para pagar el alquiler de la casa o para comer, sabía que debía esforzarme para lograrlo —Continuó recordando su pasado no tan lejano —Pero tienes razón, desde que apareciste en mi vida también hice un plan contigo —Giró el rostro hacia JiHoon y el menor levantó la mirada —Decidir que te quedaras conmigo no fue sencillo porque no tenía nada que ofrecerte, recuerdo que ese día gasté el último poco de dinero que tenía en un cartón de leche cuando me lo pediste y no me arrepiento de haberlo hecho, quizás si me hubiese negado te hubieras ido, y sí, tal vez en el fondo quería que te quedaras conmigo y después de volvió una realidad, apenas acepté que te quedaras quería que fueras feliz, cuidarte y darte todo lo que necesitabas, fuiste un impulso para no rendirme, Dios, mi vida era un asco antes de que aparecieras —Sonrió sin ganas —Apenas vi tus ojitos supe que ya no quería trabajar solo por mí, para darme lujos o para ser reconocido, quería esforzarme para que te sintieras orgulloso, no importaba cuántas puertas debía golpear, si tenía al menos una sesión fotográfica con poca paga, no importaba nada porque sabía que al llegar a casa me estarías esperando y que al decirte lo que había conseguido, por más mínimo que fuera, le harías toda una celebración, aún lo sigues haciendo.