Sinopsis

4.2K 243 33
                                    


#NoSeasFantasma
#Vota
#Comenta


¿Vivir para morir? O ¿Morir para dejar de sufrir?.

Esas dos preguntas no me dejan dormir por las noches desde que me alejé de la manada. Nunca debí irme. Pero gracias a eso pude encontrar al amor de mi vida, a pesar de que ahora estoy en riesgo... Van aniquilarme, junto a mi esposa e hija; si no acabo con mi vida de una vez por todas. Un sacrificio por amor, pero que más da.

Esta noche hay luna llena, lo que me indica que hace una semana me enviaron una carta diciendo que vendrían a desintegrarme, debo actuar rápido antes de que...

— ¡Papi! — mi hermosa hija pronunció desde la puerta de la habitación, interrumpiendo mis pensamientos.

— Dime, cariño.

— La cena está lista, vamos a comer.

— Vamos, princesa — la levanté del piso y la coloqué sobre mis hombros.

Me gusta mucho — dijo mostrándome su muñeca donde llevaba el brazalete que le dí esta mañana —. Te prometo que no me la quitaré por nada del mundo — al escucharla decir aquello, sonreí.

Al entrar a la cocina me encontré a Marta terminando de servir el jugo.

— ¡Oh! Qué bueno que aparecen, la cena ya está servida — mi esposa mostró esa sonrisa que me dejó enganchado el primer día que nos conocimos.

Un dolor punzante se estancó en mi pecho.

La cena transcurrió en silencio, admiraba los rostros de mi familia para no olvidarlas. Al terminar de cenar, llevé a la pequeña a su habitación dispuesto a despedirme de ella.

— Buenas noches, Kami. Descansa, princesa — le dije mientras la tapaba con el cobertor. Le di un beso en la frente —. Te amologré pronunciar con algo de dificultad. El nudo en mi garganta parecía querer rompérmela.

— Yo también te amo, papi — me di la vuelta antes de que me viera llorar.

Esto está resultando demasiado difícil.

Subí al tejado y me quedé un rato admirando la luna que brillaba con gran intensidad, iluminando el cielo que no tenía ni un rastro de estrellas.

— ¿Qué haces aquí?. Es muy tarde — Marta se acercó y se paró a mi lado.

Cuida de nuestra hija, Marta.

— Siempre lo he hecho, lo hemos hecho juntos. No entiendo a qué viene tu repentina petición — comentó mirándome con una mueca de extrañez.

— Vienen por mí, Marta.

— ¿Quién viene por tí?.

— Los cazadores, vienen a desintegrarme. Debes huir con Kamila, no permitas que le hagan daño. Cuídense mucho — evité llorar de nuevo.

Marta se quedó un rato confundida y con semblante triste, hasta que logró salir de su desconcierto:

— Esto debe ser una broma. ¡No puedes dejarnos! No... No puedes dejarme. Te necesito — se me encogió el corazón al ver como sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos ambarinos.

— Acabaré con mi vida, me suicidaré, utilizaré mis poderes para ello. Es algo extraño, puedo curar y regresar muertos a la vida, pero también puedo causar la muerte de diversas maneras espeluznantes y dolorosas. Es la mezcla de un don maravilloso con un don maligno. Como una especie de combinación del bien y el mal — parloteé para alargar un poco mi estancia en este mundo.

Tengo miedo de hacer esto.

Comencé a rodearme de mi esplendor blanquecino. Estoy a punto de irme.

— ¡Papá! ¡No te vayas!. ¡No me dejes, papá! ¡Por favor! — apareció mi hija tratando de acercarse a mí, pero su madre se lo impidió y rompió en llanto.

— Adiós, las amo — mi voz salió rota.

— ¡Nooo!. ¡Papá! ¡No te vayas, por favor!. ¡Papaaaa! — veo como Marta y Kamila lloran con el corazón destrozado, despedazando el mío.

— ¡Papaaaa!.

Eso fue lo último que escuché antes de perder la conciencia.

Ángeles CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora