Capítulo 13

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Mamá estuvo tratando de consolarme mientras me disponía a llorar. Me decía cosas bonitas para hacerme sentir mejor, pero yo tenía la mente en otro lugar, estaba perdida en el espacio sin un destino fijo al cual llegar. Estuve así por un buen rato hasta que Marta me dijo que ya era tarde y debíamos volver a casa.

El trayecto fue en un silencio sepulcral, ninguna de las dos hablaba. Talvez debía superar la muerte de mi padre de una vez por todas, pero es que aún no quiero aceptar que él me fue arrebatado. Es como cuando pierdes algún juguete importante de niño y tus padres prometen darte otro que lo reemplace, pero ¿Quién reemplazará a mi papá si él es único?. Si no hay nada ni nadie como él. La única solución es aprender a vivir con ello, con ese sentimiento de vacío en mi corazón por no tenerlo conmigo, pero aún no aprendo.

Llegamos a casa y sin decir ni una palabra subí a mi habitación con Kira persiguiéndome, me tumbé en la cama y mi perrita se acostó sobre mi estómago y empecé a acariciarla.

— Kami — habla mamá desde la puerta —, la cena está lista. Vamos — dice y desaparece.

La cena transcurre en silencio, hasta que me da por decirle.

— Mamá, no quiero irme mañana.

— Mm, bueno... ¿Entonces cuándo?.

— ¿Podría ser el miércoles?.

Hoy es lunes. Mientras pueda extender mi estadía aquí, mejor.

— Está bien, le diré a Raquel — dice y le agradezco.

Terminamos de cenar y deseándole buenas noches subo de nuevo a mi habitación, la ordeno un poco y me doy una ducha rápida. Me pongo la pijama, apago las luces, me acuesto en mi cama y me quedo dormida rápidamente fundiéndome en las sábanas.

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Me despierto con la garganta seca, me levanto y voy a la cocina por un vaso de agua. Una vez en ella, logro escuchar unas voces provenientes del techo, de inmediato me dirijo hacía allá.

Subo y veo a mis padres conversando mientras mamá llora.

— Acabaré con mi vida, me suicidaré — decía mi padre y desde allí no pude escuchar más nada ya que me puse a llorar y me bloqueé.

De pronto, veo como papá se empieza a rodear por una luz blanca, comienzo a llorar más fuerte y corro en dirección a ellos.

— ¡Papá no me dejes! — trato de acercarme más a él pero mamá me lo impide —. ¡Noooooo, papaaaaá! — grito, mi llanto es incontrolable.

— Adiós, las amo — se despide mi padre comenzando a llorar.

¡Papaaaaaá! grito con todas mis fuerzas hasta que veo como se desvanece, quedando como único rastro de él un polvo blanquecino sobre el tejado.

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— ¡Noooo! — grito y despierto. Solo fue una pesadilla, una pesadilla que tristemente fue real.

Seco las lágrimas que seguían brotando de mis ojos y me calmo. Eso ya sucedió, ya no tengo nada que evitar, no puedo alterar el pasado.

Me levanté y tomé mi teléfono. ¡Cielos, es muy temprano!. Son las 4:00am, no podré conciliar el sueño nuevamente. Sin saber que hacer, tomé una ducha larga y me puse mi ropa interior, un suéter gris, unos jeans y unas deportivas negras. Dejé mi cabello suelto, me puse mis lentes y bajé para preparar el desayuno. Decidí hacer huevos revueltos con tostadas y jugo de naranja. Después de comer vi la hora en el reloj de la pared; 5:47am, aún es muy temprano. Metí la comida de mamá en el microondas y le dejé una nota, serví perrarina y agua para Kira, tomé una manzana y salí de casa.

Ángeles CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora