Mes y medio después...
Divagaba por los solitarios pasillos del instituto; todos ya se habían ido, ya salimos de vacaciones por haber culminado el segundo trimestre, y yo me quedé más rato del que debería en la cafetería leyendo un libro. Me subí a mi motocicleta y conduje hasta la casa. Al llegar, me encontré con todos los chicos sentados en la sala.
— ¿Por qué tardaste tanto, engendro? Te estábamos esperando — menciona el pecoso.
— Lo siento, me entretuve leyendo — me excusé —. ¿Para qué me esperaban?.
— Para decirte que hoy nos iremos a Nebraska — dice Tom saliendo de la cocina sorprendiéndome —. Bien, ya que todos estamos aquí, repasemos el plan — inicia y procede a dar su monólogo —. Lucas y Zack se encargarán de hackear los sistemas de seguridad y mantenernos informados de cualquier movimiento. Junto a ellos estará Raquel, por si llega alguien, y se ubicarán en la azotea. Alicia y Anastasia serán nuestras Barbies, las encargadas de distraer al gilipollas — dijo con odio —. Becky se hará pasar por la nueva secretaria de la zorra — dijo refiriéndose a Ester —. Alex, Finn y Kamila irán por las gemas. Y yo... esperaré en la van.
— Ya hemos estudiado mucho la cede, no hay nada en lo que nos podamos equivocar. Todo saldrá perfecto, chicos — alienta Raquel.
— Y, ¿Cuándo nos iremos? — pregunto nerviosa.
— Ésta noche, así que les recomiendo que hagan su equipaje — dice y todos nos dirigimos a nuestras habitaciones sin chistar.
Agarré una valija de mediano tamaño y comencé a meter ropa y mis cosas de uso personal. Cuando ya estaba por cerrarla, mis ojos se fijaron en mi armario de puertas abiertas, dejándome ver al arco y las flechas con que tanto he practicado. Me acerqué, los tomé entre mis manos y los metí en la maleta, talvez los necesite. Luego en un bolso pequeño color negro, meto una taza repleta de Flíbolas y algunas peras. Sin duda me serán muy útiles. Cuando acabé de empacar, salí a buscar a Alex. Toqué la puerta de su habitación e instantáneamente la abrió.
— Kami, ¿Qué pasa?.
— Necesito un favor — digo y él me observa atento —. Necesito que me teletransportes a casa de mi madre.
— Está bien — dice y tomo su mano para dirigirnos a mi habitación.
Agarro a Kira y sus cosas, el castaño me toma de la cadera y de inmediato aparecemos en mi casa anterior. Mi madre estaba cocinando algo y al vernos sonrío.
— ¡Chicos! Qué bueno que vienen, preparé pastel de banana — dice con una espléndida sonrisa.
— ... Mamá, no vinimos para visitarte. En realidad, quería pedirte un favor — digo algo avergonzada, ella se veía realmente ilusionada.
— Ya lo sé, necesitas que cuide de Kira por unos días. No hay problema — dice y comienza a cortar porciones del pastel.
— ¿Cómo lo sabes?.
— Raquel habló conmigo esta mañana, me contó lo del viaje y todo eso — comenta y voltea a verme —. Por favor, cuídate. Es muy arriesgado lo que van a hacer — dice y nos pasa unos platos plásticos con pastel.
— No creo que nos suceda algo, tenemos todo planeado, solo debemos ser muy cautelosos. Y si algo no resulta, siempre podemos improvisar — interviene Alex y mi madre le sonríe complacida.
— Bueno, ya váyanse. Tienen mucho que hacer — dice y se despide de ambos con un abrazo.
El oji miel y yo nos teletransportamos a la casa y regresamos a nuestras respectivas habitaciones. Pasaron las horas y llegó el momento de irnos. Nos encontrábamos en la sala, cada quien con sus cosas. Todos nos tomamos de las manos y Alex nos hizo aparecer en una bonita cabaña de madera, aquí debe ser donde nos quedaremos.
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Ángeles Caídos
Ficção CientíficaKamila, una chica de 16 años, descubre que no es una chica ordinaria como creía. Al ser secuestrada en el baño de su instituto por dos chicos de ensueño comienza a experimentar un pequeño enamoramiento por uno de sus secuestradores, quien correspond...