Mark

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Siempre he pensado que hay pocas cosas que puedan sorprenderme. Sin embargo, en lo que respecta a Sunny, no puedo dejar de hacerlo casi cada vez que estoy con ella. Jackson , ella y yo hemos estado trabajando duro durante gran parte del día para conseguir que su camioneta esté a punto. Al principio ambos rechazamos caballerosamente su ayuda, pero lo cierto es que, como ella misma señaló, es necesario que sepa algo de mecánica por si su camioneta la deja alguna vez tirada en mitad de la carretera. Así que hemos aceptado, y su actuación ha sido impecable. No para de hablar de la inteligencia de su hermano, que es brillante con los números y todo eso, pero no se da cuenta de que ella lo es con la vida. No sé si es porque no le ha quedado otro remedio o porque es una superviviente nata, pero lo cierto es que está dispuesta a hacer cualquier cosa, incluso pasarse horas en posiciones incómodas y llenándose de grasa para poder ahorrar el dinero que necesita para sus hermanos.

Estos han estado jugueteando por la zona de la reparación todo el día, aunque sin molestar, y Nancy y Park  nos han hecho una visita a la hora de la comida para traernos unos emparedados. En el caso de Park , quería comprobar si la chica de la bailarinas rosas era capaz de convertirse en mecánica por un día; en el de Nancy, asegurarse de que todo iba bien. No ha podido tener hijos propios y siempre me ha cuidado a mí como si lo fuera; y ahora Sunny también saca en ella la necesidad de protegerla. Cuando se van, terminamos el trabajo en una hora, y Sunny nos dice:

—Chicos, muchísimas gracias por vuestra ayuda; no sé qué habría hecho sin vosotros.

Los dos sonreímos, y Jackson  comenta:

—Todavía no hemos terminado: ahora toca lavar la camioneta. Me temo que la hemos dejado llena de manchas de grasa.

—Eso puedo hacerlo sola, que vosotros y habéis trabajado bastante.

—Esto es un servicio completo —la contradigo—. ¿Tienes cubos y algo de jabón? Aquí cerca hay una manguera.

—Sí, por supuesto, iré a buscarlos.

Mientras se aleja observo la mirada de Jackson  sobre ella. Sunny lleva puestos unos pantalones cortos y una camiseta vieja lo suficientemente holgada como para que cada vez que se ha movido para sujetar un cable, haya dejado a la vista su vientre plano y desnudo. Y por lo que intuyo no soy el único que ha estado fijándose en ella, ni que piensa que en cuanto se quita el disfraz de niña buena de vestidos por encima de las rodillas tiene un cuerpo precioso. Pensar que Jackson  comparte mis pensamientos no me hace maldita la gracia, pero me recuerdo que no puedo estar celoso de alguien que solo es mi amiga. Así que suspiro y trato de no fulminarlo con la mirada, aunque Jackson  sigue sin ponérmelo fácil. Cuando Sunny vuelve con el agua y prepara los cubos y las esponjas, el jabón le salpica por todo el rostro. Jackson  se le acerca y con esa sonrisa dulce que parece reservar para ella le dice:

—Tienes jabón en la cara. Te lo quitaré.

Antes de que pueda hacer nada para evitarlo, sus dedos retiran con suavidad el jabón de la mejilla, para terminar en el labio. Sunny puede pensar que ese pequeño roce es solo amabilidad, pero no necesito ser superdotado para saber que Jackson  está deseando cambiar el dedo por la boca, chupar y morder ese labio tentador hasta hacerla gemir. Y lo sé porque yo estoy pensando exactamente lo mismo. Así que es hora de que alguien reciba la ducha fría que merece, por lo que tomo la manguera y lanzo el agua hacia ambos:

—¡Detente, Mark ! —chilla Sunny mientras Jackson  me hace con el dedo un gesto grosero que solo puedo ver yo.

—Yo también estoy tratando de quitarte el jabón, que te ha salpicado el resto del cuerpo — replico con un sarcasmo que no pasa desapercibido a mi amigo.

Este me dedica una mirada reprobatoria y, tomando la otra manguera, me dice:

—¿Sabes, Mark ? Hace mucho calor...

Sunny observa incrédula cómo arremetemos el uno contra el otro, pero en lugar de hacernos parar, pasa a formar parte del juego, ya que toma las esponjas jabonosas del cubo y nos arroja una a cada uno para después correr a esconderse detrás de la camioneta. El gesto provocador crea una inesperada alianza entre Jackson  y yo, que corremos tras ella devolviéndole las esponjas.

Sunny grita entre risas por el agua que empapa su ropa, incitando en nosotros mucho más que unas carcajadas. Mojada y jabonosa, se ve tentadoramente sexy; tanto que una parte de mí daría lo que fuera por eliminar a Jackson  de un chasquido para abalanzarme sobre ella a besar cada parte de su húmedo cuerpo. Pero la realidad es mucho menos sensual, ya que no solo Jackson  no desaparece, sino que Yugy y Lisa, que han observado la acción desde lejos, se acercan risueños a nosotros, y Lisa grita:

—¡Yo también quiero jugar!

Jackson  intercambia una mirada cómplice conmigo; es hora de que abandonemos nuestros lujuriosos pensamientos sobre la mojada Sunny para hacer lo que ella quiere: dar a sus hermanos un buen rato de diversión. Así que agarramos las mangueras y pronto la camioneta, nosotros y buena parte del terreno que nos rodea terminamos calados y riendo sin control. Puede que no sea lo que haya pensado cuando mi cuerpo ha reaccionado al ver a Sunny de ese modo, pero de nuevo me repito que es lo mejor. Porque eso es lo que hacen los amigos: batallas de agua exentas de pensamientos obscenos y de miradas llenas de deseo. Aunque para eso me tenga que regar con la manguera y agua fría el acalorado cuerpo unas cuantas veces.


Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora