Mark

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Estoy en el bar, rodeado de los chicos de mi pandilla. Young Jae dice alguna estupidez que los demás ríen, pero yo estoy demasiado preocupado por la imagen de Jackson y Sunny juntos como para imitarlos. Kim-So, en cuya naturaleza nunca ha estado permanecer demasiado tiempo enfadada conmigo, se acerca de forma provocativa a mí. Uno de sus exuberantes senos me roza el hombro nada disimuladamente, y la cerveza se me revuelve en el estómago. Puede que en otras ocasiones me haya parecido apetecible pasar un rato con ella, pero después de conocer lo embriagadores que resultan los besos y las caricias de Sunny, eso ya no tiene ningún sentido para mí. Supongo que mi incomodidad es evidente, porque protesta:

—¿Qué sucede?

—Hoy no estoy de humor.

Los ojos le flamean: no lleva bien ser rechazada, y masculla provocando la hilaridad del grupo:

—¿Qué pasa? ¿Es por esa zorra con la que Jackson y tú os turnáis para acostaros?

Me levanto más rápido de lo que hubiera querido y la agarro del brazo con fuerza. Me arrepiento al instante y la suelto, pero la amenazo:

—No vuelvas a hablar de Sunny, y menos así.

—¿Acaso no puedo decir la verdad?

—Esa no es la verdad.

Alza el rostro ante mí desafiante y pregunta:

—Y ¿cuál es la verdad?

—La verdad es que no todas las chicas se acuestan con todos los hombres que intercambian con ellas más de dos frases seguidas.

La bofetada me cruza la cara: supongo que me lo tengo merecido, aunque es ella la que ha pedido que dijera la verdad. Hastiado, la miro con desprecio y me largo del bar sin siquiera despedirme de nadie. Cuando salgo al exterior, tomo una bocanada de aire fresco y me froto los ojos, irritado, sintiendo un extraño vacío. Creía que si hoy iba al bar, si recordaba lo que solía gustarme antes de que Sunny viniera a la ciudad, podría pasar página. Pero no puedo bloquear lo que siento por ella. Y menos cuando veo en Kim-So reflejadas a las chicas con las que he estado, chicas con las que no aguantaría ni dos minutos de conversación, chicas que no me dejarían desvelado toda la noche por un solo beso.

Regreso a la caravana y, cuando paso a hurtadillas detrás de la de Sunny, la oigo reír con Jackson y con sus hermanos. Esa risa es el sonido más bonito que he oído nunca, y contrasta con la de hiena de Kim-So cuando me ha golpeado. Esta noche tenía una oportunidad de quedarme con ellos, de luchar por ella. Pero como siempre, soy un idiota que no sabe decidir lo que quiere. Y empiezo a cansarme de mi propia indecisión, que a lo único que va a llevarme es a ver cómo Jackson consigue de Sunny algo más que su risa.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora