Mark

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Llego al hospital tan rápido como me lleva mi Harley. El mensaje de Sunny era escueto: le ha sucedido algo a Yu Gyeom y me pide que vaya. No he necesitado más. Quiero demostrarle que, pase lo que pase, estoy ahí para ella y para nuestros hermanos. Como una exhalación entro en la sala de espera, donde sus ojos me atraviesan con una intensidad que me sacude el cuerpo de una forma que sigo viendo extremadamente inconveniente dada la situación. Tengo miedo de enfrentarme a ella, al enfado que debe de sentir después de lo sucedido la otra noche, pero solo encuentro miedo y tristeza en sus ojos.

Algo se rompe en mi interior al verla en ese estado y pregunto en un susurro:—¿Qué ha sucedido?—Yu Gyeom sufrió una caída tonta en el parque de caravanas. Pero en el suelo había cristales y uno de ellos le sesgó una vena. Ha perdido mucha sangre y prefieren que el donante sea de la familia.

—Sí, por supuesto, lo que necesites.

—¡Mark! Me alegro de que hayas llegado tan rápido, aunque espero que no hayas acumulado demasiadas multas por ello.

A pesar de la situación, una sonrisa me asoma a los labios. Si hay alguien que siempre está en todo, incluso en los momentos de urgencias, esa es Nancy. Es ella quien me indica a continuación:

—Acompáñame, te llevaré a la sala de extracciones.

Mi mirada se desvía hacia Sunny, y le pido:

—¿Me acompañas? Odio las agujas.

—Creía que eras un tipo duro —responde ella incrédula.

—Lo soy, pero siguen sin gustarme. Sunny duda, pero Nancy sale en mi ayuda aclarando:

—Te está diciendo la verdad, querida; la última vez que donó sangre para su abuela se desmayó.

—Tampoco era necesario llegar a ese nivel de explicación, Nancy —protesto avergonzado.

Sin embargo, sus palabras causan el efecto deseado en Sunny, que acepta mi petición:

—Me quedaré contigo. Es lo menos que puedo hacer. Total, no me dejan estar con Yu Gyeom...

Una vez en la sala de extracciones, con la rapidez que la caracteriza, Nancy me toma una muestra de sangre, que resulta ser compatible. El proceso me resulta tan desagradable como cuando doné para mi abuela, pero por suerte Sunny, cuando siente que voy a desmayarme, me acaricia con suavidad la mano y me da fuerzas diciéndome:

—Gracias.

Suspiro al oírlo. Quizá vale la pena encarar mi miedo a las agujas solo por volver a ver su rostro exento de enfado hacia mí. Así que sonrío y le garantizo:

—No hay de qué. Aunque odio donar sangre. ¿Y tú?

—No lo sé, no lo he hecho nunca. No soy compatible con Yu Gyeom, por eso te he enviado el mensaje —me informa.

—Pero eres su hermana...Sunny baja los ojos y le noto un ligero temblor en las manos cuando me dice:

—Ahora no es un buen momento para hablar de esto.

—¿Hablar de qué?—Será mejor que estés tranquilo mientras te sacan sangre. Hablaremos después.

Hago lo que me dice, básicamente porque no me encuentro muy bien. Cuando termino, Nancy me trae un zumo y unas galletas, y nos indica que aguardemos al médico en la sala de espera. Todavía estoy intrigado por lo que Sunny se reserva, pero sé que ahora está demasiado preocupada por Yu Gyeom como para poder hablar, así que permanecemos en silencio en la habitación, hasta que el médico deja la sala de intervenciones, viene hasta nosotros y nos explica:—Yu Gyeom está mucho mejor. Es una suerte que al menos uno de los dos fuera compatible, pues al compartir solo uno de los progenitores es más probable que el grupo sanguíneo sea diferente entre los hermanos —explica el médico.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora