Sunny

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No debería haber ido a la fiesta. Cuando Jackson me lo propuso, me pareció mala idea. Era como invadir el terreno de Mark, al que llevaba evitando toda la semana. Pero, por otra parte, no quería parecer la idiota que se queda llorando en casa porque un chico le ha dado un par de besos y luego la ha ignorado. Además, Jackson fue muy convincente. Se aseguró de que su madre pudiera encargarse de vigilar a mis hermanos y me cautivó cuando me dijo que, después de verme triste toda la semana, estaba deseando que volviera a ser la chica de la sonrisa preciosa. Y luego me rogó con esa mirada cálida y amistosa que me da tranquilidad, así que acepté. Me convencí de que sería divertido y de que con la cantidad de gente que habría en la fiesta, no tendría por qué ver a Mark más allá de cruzarme con él. Pero después de lo que ha sucedido esta noche, sé que ha sido un gran error. Sobre todo porque Jackson ha discutido con su mejor amigo por mí e incluso ha salido golpeado. Por eso alzo el rostro y, cuando nuestras miradas se cruzan, me disculpo:

—Lamento mucho que os hayáis peleado por mi culpa. Sé que sois amigos desde hace tiempo y no debí interponerme.

—Tú no has hecho nada.

—Mark te ha pegado por mi causa.

—Solo me ha lanzado al suelo. Si hubiera querido hacerme daño, lo habría hecho. Lo he visto pelear y sé que únicamente estaba enfadado y trataba de detenerme. Y por eso no le he devuelto el golpe, también porque sé que lo último que tú querrías sería vernos a los dos liándonos a puñetazos como cavernícolas.

Dejo escapar un largo suspiro. No me había sentido tan incómoda nunca, así que susurro:

—Me pregunto desde cuándo mi vida se ha convertido en la trama de una película para adolescentes.

Él sonríe y ambos volvemos a contemplar en silencio las estrellas, que en esta parte del páramo a la que me ha traído tienen una vista espectacular.

Es relajante, y permanecemos sentados sobre la fresca hierba, disfrutando del momento. Pero algo le baila en la cabeza, lo sé por la forma en la que me mira de reojo de vez en cuando, hasta que, finalmente, se decide:

—¿Puedo hacerte una pregunta muy personal?

Yo accedo, y él añade:

—¿Qué sientes por Mark?

Lo miro, sorprendida e incómoda. Me remuevo en la hierba, dudando si contestar, pero después de la escena que ha vivido y de acabar en el suelo, se merece una respuesta honesta:

—Debería decirte que al principio solo sentí agradecimiento, que luego solo quise ser su amiga y que ahora lo odio. Pero te mentiría en las tres cosas. Bueno, puede que lo odie un poquito.

—Porque se acostó con Kim-So... —tantea.

—Sí. Aquella noche no fui del todo sincera contigo. Te dije que no había pasado nada, pero nos estuvimos besando. No era la primera vez que lo hacíamos, y por supuesto no significó nada para Mark. Pero para mí sí. Por eso cuando me contaste lo de Kim-So...

—No te lo dije para hacerte daño —me interrumpe—. Y, francamente, después de esta noche, y aunque tire piedras sobre mi propio tejado, estoy seguro de que también significó algo para Mark. Jamás lo había visto tan ofuscado por ninguna chica.

Niego con apenas un movimiento de la cabeza y le aclaro:

—Mark no quiere estar conmigo, te lo garantizo, él mismo me lo ha dicho. Es solo que no sé por qué le ha dado por preocuparse por mí; quizá sea una forma de compensar haberme hecho daño. —Me detengo un momento y tomo fuerzas antes de añadir—: Lamento no haberte dicho antes la verdad, pero no quería que vieras lo idiota que había sido; ya no solo por besarme con Mark, sino por darle tanta importancia.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora