Sunny

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La oscuridad va descendiendo sobre el vecindario, así que es hora de que comience la película.

Yu Gyeom y Lisa están en la caravana, controlados por la madre de Jackson por medio del aparato de escucha. Sé qué están a salvo, y también que ella está más que contenta con ayudarme, sobre todo porque cree que Jackson y yo terminaremos juntos, algo que parece hacerla muy feliz. Y lo cierto es que es un buen plan, si no fuera porque acabo de ver a Mark en la otra punta de la línea de bancos, mirándome, y mi cuerpo ha reaccionado como siempre: temblando, deseando, latiendo... Aparto la mirada y trato de concentrarme en la pantalla, delante de la cual Joe saluda:

—Amigos, comienza nuestro cine de verano. Hoy con una petición de un amigo para una chica muy especial. No quiere que diga su nombre, así que solo diré: «¡Que disfrutéis de la película!».

Sonrío imaginando que alguno de los chicos ha pedido una película para su novia. Sin embargo, casi se me congela la sangre cuando veo el título: Rebeldes. Mi libro favorito, mi película favorita. Mi mirada se clava en la de Mark, y el hielo que se me había instalado en el corazón se derrite por completo. No he querido hablar con él en toda la semana, de modo que supongo que esta es la manera que se le ha ocurrido de pedirme perdón. Una forma que me enternece, que me hace desear perdonarlo, correr a sus brazos, explicarle la verdad de cómo me siento.

Nos miramos intensamente varios segundos, hasta que una voz chillona masculla:

— ¿no te han dicho nunca que es de mala educación venir al cine con un chico y mirar a otro de ese modo? Me centellean los ojos cuando veo a Kim-So.

Lleva un corsé tan apretado que sus exuberantes pechos están a punto de salírsele, y si se mueve un poco más de la cuenta, su minifalda dejará ver sus bragas. La miro con desprecio, pensando en lo que hizo con Mark, y le suelto sin poder controlarme:

—¿Y a ti no te han dicho nunca que es propio de putas acostarse con todos los chicos que se te ponen delante?

Kim-So se abalanza sobre mí, pero antes de que pueda tocarme, Jackson se interpone entre las dos. No se lo ponemos fácil, pero Mark aparece y grita a Kim-So:

—¿Qué haces aquí?

—Puedo venir al cine si me da la gana, Mark, tú no me das órdenes. Y no tengo la culpa de que tu zorra sea también la de Jackson.

El tono es tan alto que yo enrojezco. Para mí es muy importante mantenerme alejada de la atención de la gente, por no hablar de que, aunque nunca he sido violenta, ardo en deseos de golpear a esa zorra que se atreve a insinuar que soy como ella.

Jackson está a punto de decir algo, pero Mark se le adelanta y con voz de profundo desprecio remarca:

—Punto número uno: ya te he dicho varias veces que Sunny no es una zorra. Punto número dos: ahora mismo te quiero fuera de este parque de caravanas. Y punto número tres y más importante: si vuelves a acercarte a ella, convertiré tu vida en un maldito infierno.

Kim-So lo mira herida e indignada, pero veo que eso a Mark le da igual; lo único que parece importarle es defenderme. Sin bajar el tono de la voz, añade:

—Y ahora lárgate y no vuelvas.

La indignación de Kim-So se ha convertido casi en desafío, pero comienza a caminar en dirección a la salida. Mark me observa, avergonzado, y promete:

—Me aseguraré de que se vaya.

Vosotros disfrutad de la película. Los dos se lo agradecemos con la mirada, y cuando nos sentamos, yo cuchicheo:

—Lamento mucho lo ocurrido.

—No es culpa tuya. Kim-So siempre ha sido la reina del drama.

—¿Te has acostado con ella alguna vez? Las palabras me salen de la boca rápidamente y como sin querer, pero a Jackson no parece molestarle, porque contesta sin dudarlo:

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora