Hoy hace un mes que Mark y yo estamos juntos. Un mes increíble en el que he experimentado más amor del que quizá muchas personas tengan en años. Mark no me mintió cuando me dijo que haría todo por demostrarme que había cambiado. Ha sido un hermano perfecto para Lisa y para Yugy, y el novio comprometido que jamás creí que podría tener. El chico de la Harley de quien tanto desconfié al principio ha resultado ser mi hombre perfecto, y por eso esta noche me acerco a su caravana deseando celebrar el acontecimiento. Él ya me está esperando, sentado en las escaleras. Los latidos de mi corazón ante su imagen, tan perfectamente bella como siempre, son tan fuertes que temo que puedan oírse en todo el parque de caravanas, sumido en el silencio a estas horas. Se levanta en cuanto me ve y me recibe entre los brazos, dándome un largo y cálido beso. Cuando me suelta, le explico:
—Nancy se queda con Lisa y Yugy.
—¿Hasta qué hora?
—Toda la noche —susurro sin saber muy bien si quiero que parezca que estoy insinuando que ya estoy preparada, porque no sé si lo estoy.
Los ojos de Mark centellean y, abrazándome de nuevo, pregunta:
—¿Le has pedido a Nancy que se ocupe de ellos para nuestra celebración?
—Adoro a nuestros hermanos, pero de vez en cuando necesito una noche libre con mi novio. Y celebrar nuestro noviazgo de un mes con el aparato de escucha encendido no parecía muy romántico.
Él sonríe y me toma por la cintura. Mis mejillas se encienden y sé que necesito acordarme de respirar, así que sugiero:
—¿Me invitas a una cerveza?
Los ojos de Mark se encuentran con mi mirada y el pulso se me acelera, y más cuando me toma de la mano y entra conmigo en la caravana. Yo me siento en el sofá y él se acerca a la nevera, coge una cerveza y me la ofrece proponiendo:
—¿La compartimos?
—Hoy no estoy de guardia —le recuerdo.
—No, pero yo sí.
Lo miro sin comprender, y él me explica:
—No voy a volver a estropear las cosas contigo nunca más, Sunny. Y me encanta que estés en mi caravana y que no tengas que volver a la tuya, pero me aseguraré de que ninguno de los dos esté afectado por el alcohol esta noche.
Yo acepto con una sonrisa: sé a lo que se refiere. Pase lo que pase, quiere que sea porque realmente lo deseo, no porque el alcohol me desinhiba. Suspiro agradecida y él me dice, pasando la mano por la parte del sofá más cercana a él:
—¿Vienes aquí?
Yo me acerco, hasta que mi muslo está contra el suyo. Me pasa una de las manos por el hombro; la otra la utiliza para darme la cerveza. Dejamos transcurrir así un largo rato, sin hablar, solo con él trazándome pequeños círculos en el hombro desnudo que me provocan como pequeñas descargas eléctricas, bebiendo de la misma botella, mirándonos como si ninguno de los dos se atreviera a romper la magia del momento. Finalmente, Mark se atreve a decir:
—No puedo creer que estés aquí conmigo.
—Yo tampoco, pero es lo que quiero.
Mark suspira y su caricia se hace más intensa acompañándola con estas palabras:
—No sé cómo decir esto, pero con todo lo que ha pasado, únicamente quiero que sepas que yo solo quiero estar contigo, y no voy a presionarte jamás. Incluso si quieres quedarte a dormir conmigo, podemos hacer solo eso, dormir abrazados. ¿Te gustaría?
Yo tiemblo ante lo que me propone. Durante este mes, Mark se ha mostrado siempre muy controlado conmigo, y de forma deliberada ha evitado que permaneciéramos solos mucho tiempo en su caravana. Sé que lo ha hecho para no asustarme, para darme tiempo, como me está ofreciendo ahora. Y sin embargo, toda yo me muero de ganas por besarle, así que le contesto con sinceridad:
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Tu eres mi vez ~ Terminada
JugendliteraturMi mundo siempre han sido mis hermanos, no existe algo que tenga mas importancia que ellos, por ende no soy de relacionarme con chicos de mi edad ya que ellos no tienen las mimas prioridades que yo y no quiero que nadie se entere de la forma en que...