Sunny

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La noche es extremadamente calurosa, por lo que Jackson y yo hemos decidido quedarnos en el exterior de su caravana. En una mesita adyacente hay un par de pizzas. YuGy está sentado cerca de nosotros, absorto en uno de sus libros, y Lisa y Mary juegan con sus muñecas en la fresca hierba.

Jackson ha puesto un poco de música y ambos estamos sentados en el banco que sus padres tienen delante de la caravana, donde no hemos parado de hablar desde que hemos llegado. Recuerdo que la primera vez que lo vi, con su figura alta y musculosa, vestido completamente de negro y con los brazos tatuados, sentí algo de miedo y desconfianza. Pero eso es porque no lo conocía.

Detrás de su duro aspecto se encuentra uno de los chicos más buenos y encantadores que he conocido, lo cual me hace pensar de nuevo que no hay que dejarse llevar por las apariencias. Lo cierto es que estoy disfrutando de esta velada tan relajante y tranquila... Pero esta plácida sensación se evapora en cuanto Mark aparece con esa planta que tiene el poder de quitarme la respiración y de activarme partes del cuerpo normalmente dormidas. Como si leyera mis pensamientos, esboza una sonrisa sensual, la misma con la que me ha obsequiado esta mañana, y nos pregunta:

—¿Puedo sentarme un rato con vosotros?

Los dos asentimos, así que se acerca y se acomoda a mi lado. El aire alrededor de nosotros se tensa. Hay algo mágico cada vez que nuestros cuerpos se acercan, como si me hipnotizara. Antes de darme cuenta de lo que hago, le ofrezco mi bebida y susurro señalando a los niños:

—Es cola, estamos de guardia.

Él medio sonríe y da un sorbo. Me fascina cuando lo hace: me sigue pareciendo de lo más erótico beber de la misma botella. Jackson capta nuestras miradas e indaga irónico:

—Creía que habías quedado con la pandilla en el bar.

—Así es. ¿Vienes?

—No, estoy cuidando de Mary.

—Si quieres, yo puedo hacerme cargo de ella —me ofrezco.

Los ojos de Jackson chispean y declina con suavidad:

—Prefiero quedarme aquí contigo.

Cuando lo dice se acerca lo suficiente como para que su cálido aliento me envuelva la piel, y una extraña sensación se me asienta en el estómago. Normalmente es Mark quien me la provoca, pero es muy halagador que un chico me prefiera a una noche de fiesta con sus amigos.

Algo que evidentemente a Mark le produce una impresión muy diferente, ya que se levanta y con un tono algo agresivo ironiza:

—En ese caso, os dejaré que disfrutéis de vuestra agradable velada familiar.

El tono de Mark me altera, pero Jackson replica con sorna:

—Te aseguro que lo haremos.

Yo me remuevo incómoda en mi asiento, y Mark se marcha. Algo me duele en mi interior: es evidente que él no es el chico que prefiere quedarse conmigo y con mis hermanos a estar en el bar con sus amigos, lo cual es lógico, pero también reafirma por qué me mantengo alejada de él. Sin embargo, a pesar de su comportamiento los últimos días, Jackson tampoco parece ese tipo de chico, así que sugiero:

—Lo de cuidar de Mary iba en serio.

—También lo de que prefiero estar contigo. Te aseguro que no hay nada en ese bar que sea mejor que estar aquí juntos.

Jackson fija sus ojos en los míos y me coloca los mechones de cabello que se han escapado de la coleta detrás de las orejas. Su toque es galante, delicado, y contrasta con el de Mark, que es puro fuego. Y no obstante, me gusta, porque no me da miedo. Cuando estoy con Mark es como si todo el cuerpo me ardiera con solo tenerlo alrededor, lo que hace que pierda el sentido y la coherencia.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora