Mark

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La normalidad ha vuelto aparentemente al parque de caravanas. Es de noche y en otro momento me habría ido al bar. Sin embargo, ahora prefiero quedarme en mi caravana, compadeciéndome porque sigo sin saber cómo enfocar todo lo que ha sucedido con Sunny. A pesar de que se mostró agradecida por cuidar de Lisa y recogerlos a ellos en el hospital, fue hermética cuando traté de hablar con ella. Necesita tiempo para encontrar la forma de explicarles a Lisa y Yugy quién soy; pero eso no es lo que me preocupa. Me acosté con Kim-So por los motivos equivocados, y ahora ese maldito error puede suponer que Sunny no quiera darme otra oportunidad. Y lo peor es que no puedo reprochárselo. Un ruido en la puerta me saca de mis cavilaciones y ruego para que sea ella, pero en su lugar me encuentro con Jackson, que entra sin pedirme permiso. Desde la pelea en el páramo, nuestra relación tanto en el taller como fuera de él ha sido la de hablar solo lo inevitable, con una tensión palpable entre nosotros. Sin embargo, ahora entra con la familiaridad de costumbre y me quita la cerveza de la mano. Señalando las dos botellas vacías sobre la repisa, me reprocha:

—Ya has bebido suficiente.

—No lo suficiente para sentirme bien —mascullo.

—Esa cerveza no va a conseguirlo, y lo sabes.

—En ese caso buscaré algo más fuerte —replico con acritud, incrédulo porque el amigo con quien tomé mi primera cerveza ahora venga a controlar mi ingesta de alcohol.

—O también podrías hablar con Sunny. Sería más eficaz.

Yo me muevo incómodo, pero no intento recuperar la cerveza. Porque Jackson tiene razón: puede que el alcohol consiga relajarme un poco, pero no solucionará lo que me mantiene en vela. Así que me siento en el sofá. Jackson hace lo mismo y, después de dar un trago a la botella queme ha quitado, me dice:

—Te vi besar a Sunny en el hospital.

Me lo dice con la mirada fija en mí, y replico:

—No voy a disculparme.

Jackson esboza una sonrisa irónica, como si supiera que iba a contestarle eso, pero me recuerda:

—Hubo un tiempo en que respetábamos a las chicas de cada uno.

—Porque eran chicas de una noche que no nos importaban a ninguno.

—En eso tienes razón. Se hace un silencio, que Jackson rompe apuntando:—Sunny me ha contado lo que sucedió, lo de que creías que eras su hermano y todo eso. Podrías habérmelo dicho, Mark, ¿no?

—Podría haber hecho muchas cosas, sí, pero después de tantos años siendo mi mejor amigo sabrás que no se me da bien hablar de mis asuntos privados ni de mis emociones —le recuerdo.

De nuevo la sonrisa le asoma a las comisuras de los labios. Me conoce bien, en realidad mejor que nadie, así que añade:

—¿Por qué no tratas de hacerlo ahora?

—¿Quieres que te haga una confesión? —pregunto incrédulo.

—No, quiero que se la hagas a Sunny.

Yo arqueo una ceja, sin terminar de comprender si ha venido a recriminarme que intente estar con Sunny o a empujarme a hacerlo. Así que se lo planteo directamente:

—¿Qué estás tratando de decirme?

—Que le muestres lo que sientes por ella, que te disculpes hasta que no te queden palabras y que no vuelvas a romperle el corazón... o te devolveré el golpe de la otra noche.

—No entiendo por qué me estás contando todo esto si ella te importa.

—Precisamente por eso. Tú mismo lo has dicho. Jamás habíamos discutido por una chica porque jamás habíamos conocido a ninguna que valiera la pena. Hasta ella. Por eso creo que fuiste un completo idiota dejándola escapar, aceptando que era tu hermana sin siquiera cotejar los datos que habías leído.

Me paso la mano nervioso por el pelo. No necesito que Jackson me recuerde mis errores. Este advierte mi desasosiego y añade:

—Pero serías todavía más idiota si no intentaras recuperarla.

—Ella no quiere estar conmigo. Soy el capullo que la dejó esperando mientras se acostaba con Kim-So en la maldita trastienda del bar.

—En realidad eres el capullo que se acostó con la primera a la que encontró porque pensabas que la chica a la que amabas era tu hermana y no podías soportar desearla. Yo lo sé y, bajo todas las capas de enfado y resentimiento, Sunny también.

—Ella te importa de verdad, Jackson...

—No me cruzo con muchas personas que merezcan que solo les pasen cosas buenas porque son increíblemente geniales y porque ya han tenido bastantes complicaciones en su vida. Pero Sunny es una de ellas.

—¿Y crees que yo soy así de increíblemente genial para ella?

—No, creo que lo soy yo. Pero está enamorada de ti, así que se tendrá que conformar contigo —replica con sorna. Una risa me asoma a los labios, y él me insiste levantándose:—Tú solo habla con ella, ¿de acuerdo?

Una presión se me forma en el pecho. No merezco tener a Jackson de amigo, de la misma manera que no merezco a Sunny. Pero quizá sea el momento de estar a la altura de la gente que me quiere, así que me incorporo yo también y me sincero:

—Jackson, espera... Siento mucho haberte golpeado.

Él se encoge de hombros y me dice:

—Tranquilo, yo golpearé a cualquier chico como nosotros que se acerque a mi hermana cuando sea adolescente.

Sus palabras me hacen reír y lo atraigo en un abrazo, palmeándole la espalda. Él acepta el toque, pero se burla:

—¿Desde cuándo das abrazos?

—Se me habrá contagiado de Lisa —ironizo.

—También golpearemos a cualquier chico que se acerque a ella.

—Por supuesto. —Los dos intercambiamos una mirada cómplice y, aspirando profundamente, a continuación le pregunto—: ¿Amigos? Jackson me estrecha con fuerza la mano y asiente con la cabeza. Cuando sale de la caravana y me quedo solo, me voy directo a la ducha. Necesito estar completamente sobrio; por una vez, voy a hacer las cosas bien y he de trazar un plan que sea infalible.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora