Mark

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La caravana está tan desordenada, solitaria y silenciosa como todas y cada una de las noches que he vuelto del bar después de revolcarme con alguna chica. Solo que hoy es diferente. Ni las cervezas que he tomado en el bar ni la que estoy abriendo ahora son capaces de borrar lo que ha sucedido esta noche. Jugueteo nervioso con el mensaje que Jackson me ha enviado al teléfono: «Sunny te estaba esperando. Se me ha escapado que estabas con Kim-So y parecía muy afectada. Mañana hablamos». Aspiro para tomar fuerzas, pero lo único que consigo es que el perfume que Sunny ha dejado en el ambiente se adentre en mis fosas nasales. Me tumbo lleno de rabia en el sofá y me sorprende el sonido inconfundible de un llanto.

Clavo los ojos en el aparato de escucha que Sunny trajo para enterarse de si les sucedía algo a sus hermanos y que olvidó, ya que se fue de aquí envuelta en besos. Y ahora está encendido y sus lágrimas se cuelan en mi caravana, hundiéndoseme como un cuchillo en el corazón. Me dispongo a correr hacia allá para hablar con ella, pero percibo la voz de Yu Gyeom y, cogiendo el aparato, escucho la conversación:

—Sunny, ¿por qué lloras?

—No lloro, Yu Gyeom, es solo que he tenido una pesadilla.

Me puedo imaginar a Yu Gyeom moviendo las gafas nervioso preguntando con ironía:

—¿Qué parte de «soy tu hermano superlisto» no recuerdas?

—Yu Gyeom...

—Tengo diez años y no soy idiota, así que si no quieres hablar conmigo, no lo hagas, pero no me trates como si fuera Lisa.

Sunny suspira y con un tono nervioso se disculpa:

—Tienes razón, lo siento. Es más bien que he tenido una mala noche.

—¿Con Mark o con Jackson?

—¿Disculpa?

Yo también me pregunto cómo Yu Gyeom puede saber eso, pero él se explica rápidamente:

—Has estado en la caravana de Mark, y también hablando en la puerta de la nuestra con Jackson. Así que deduzco que uno de los dos te ha hecho llorar.

—¿No se supone que tu especialidad son las matemáticas y la física? —protesta Sunny, quizá en un vano intento de que su hermano olvide lo que ha pasado.

Sin embargo, este no lo hace y le explica:

—Lo son, sí, pero también me he estado documentado para cuando pasara esto.

—¿Documentando?

—Fue antes de mudarnos aquí. ¿Te acuerdas de Tommy?

—Sí, claro, nuestro vecino. ¿Qué tiene que ver él con todo esto?

—Un día que te vio en pantalón corto, lo oí comentar a un amigo suyo que se moría por meterse en tus bragas.

—¿Que Tommy dijo qué? ¡Pero si tiene doce años! —protesta Sunny indignada. —Ya lo sé, pero siempre decía cosas así de las chicas. La cuestión es que eso me hizo pensar que no estaba preparado para entenderte.

—No soy un problema de un libro de matemáticas, Yu Gyeom.

El tono de su hermano es seguro y sereno cuando contesta:

—Para mí todos son problemas por resolver. Así que varias de las tardes que me dejaste en la biblioteca estuve leyendo novelas juveniles románticas.

—¿Me estás diciendo que te has documentado con novelas?

—No hay ninguna enciclopedia que trate de «cómo entender a tu hermana mayor adolescente», así que me decanté por las novelas. Y, gracias a ellas, sé que si lloras a estas horas de la noche es porque algún chico te ha hecho daño. Solo quiero saber quién.

—¿Importa?

—Soy tu hermano y se supone que tengo que defenderte.

La risa llena de ternura de Sunny invade la habitación, y al poco pregunta con dulzura:

—¿Eso también salía en las novelas?

—Sí, era una parte importante.

Se hace un silencio que Sunny rompe calmando a su hermano al precisar:

—Ninguno de los dos me ha hecho daño. Es solo que yo... digamos que me había hecho ilusiones con Mark.

—Eso también salía en las novelas. Es la típica atracción por el chico guapo con toques de malo.

La voz de Yu Gyeom suena hablando de mí con el mismo tono con el que habla de agujeros negros o de física cuántica. Sunny vuelve a reírse de esa forma todavía algo amarga y accede:

—En eso llevas razón. Y por eso esa atracción se termina esta noche.

—Pero en las novelas el chico malo siempre acaba volviéndose bueno por la chica —la advierte Yu Gyeom.

—Lo sé, pero la vida real no funciona así.

Las palabras de Sunny se me clavan de nuevo en el pecho y ella añade:

—¿Recuerdas lo que pasó con nuestro padre? ¿Y con todos los novios que nuestra madre trajo a casa? En la vida real lo mejor que puede hacer la chica es salir corriendo cuando ve a un chico malo, no quedarse esperando a que él le rompa el corazón.

Así que eso es lo que he hecho. La única chica por la que el corazón me ha latido de verdad es a la que le he roto el suyo. Solo que ella no sabe por qué lo he hecho. Se hace un silencio, que Yu Gyeom rompe comentando:

—Tengo una explicación para eso.

—¿Algo más que has leído en una de esas novelas?

—No, esto es cosa mía. Creo que nunca sales con chicos porque temes que ninguno vaya a comprender que te estés haciendo cargo de nosotros.

—Yu Gyeom, te he dicho que no quería volver a hablar de este asunto —contesta Sunny con la voz nerviosa y alterada.

—Pero aquella asistenta dijo que te merecías una vida...

—Aquella asistenta era idiota. Yo ya tengo una vida. Y nada ni nadie va a separarme de vosotros.

—Oí a Mark decirte que no éramos tu responsabilidad.

—Mark también es idiota. Además, vosotros no sois mi responsabilidad, sino mi elección. Es muy diferente. Y siempre os elegiré a vosotros, porque sois mi vida, ¿lo entiendes?

Supongo que Yu Gyeom ha asentido con la cabeza, porque el tono de Sunny se vuelve más suave al decir:

—Y ahora vuelve a la cama o despertarás a Lisa.

Intuyo por el ruido que Yu Gyeom se ha acercado a Sunny, porque esta susurra:

—Tú nunca me abrazas.

—Con Lisa abrazando a todas horas ya es bastante. Pero en esas novelas ponía que cuando la protagonista está triste, sus amigas la abrazan. Y dado que cuidar de nosotros no te deja tiempo para tenerlas, lo hago yo.

Las lágrimas de Sunny vuelven a oírse a través del aparato, y con la voz rota declara:

—Te quiero, Yu Gyeom. Y te agradezco que hicieras todo eso para poder comprenderme.

—Yo también te quiero.

Puedo suponer que los dos hermanos se han vuelvo a fundir en un abrazo, y algo en mi interior se remueve con fuerza. Esta noche, cuando he descubierto la verdad, he hecho lo que siempre hago: huir de los problemas y buscar el alivio más fácil a mis preocupaciones. Pero no puedo hacerlo con Sunny, no mientras ella llora y su hermano de diez años tiene que consolarla porque yo no he sido capaz de ser sincero con ella. Respiro hondo, tomo fuerzas y me dirijo hacia su caravana con el receptor en la mano.

Tu eres mi vez ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora