A Sus Órdenes Joven Williams

Kathell

En multimedia tenemos las posibles Kathell.

Escojan y se aceptan recomendaciones ❤️.
1. Megan Fox.
2. Bárbara Palvin.
3. Alexandra Daddario.

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El mundo es un constante donde el toque de interesante se lo pones tú teniendo en cuenta lo atrevido que llegues a ser, sin hacerle daño a los demás.
Por más que el universo brinde ventajas, la batalla de que tan interesante puede llegar a ser tu vida y el legado que dejas para esta, es que solo gana quienes tengan un alto nivel de persistencia.

Está soy yo, llena de dolor como muchos de los habitantes del planeta, siempre observando la belleza en los pequeños detalles de la naturaleza como en el crepúsculo, el amanecer y el viento que es quien me guía y quién me dice que no debo tener límites para cumplir mis sueños y disfrutar haciendo lo que desee; no debo ni quiero dañar a nadie y estoy segura que no lo haré.

Jack demostraba ser fuerte y ser un buen competidor. Quería ganar tanto como yo, siempre y cuando había algo en sus jugadas que me confundía, yo siendo un alma libre movía las piezas por intuición y porque eso me indicaba el viento en el instante y Jack por su parte siendo predecible en algunas ocasiones por sus actitudes cliché de chico malo al momento de mover cualquier pieza lo hacía calculando cada una de las variables; solo esperaba que no estuviese subestimando o esperando reacciones de mi parte porque ni yo misma sabía que me podía indicar mi comportamiento instintivo.

Recuerdo mis días de instituto donde le hacía creer a mis compañeras que me había acostado con Fred y él en compañía de Lilian afirmaban que así había sido, siendo esto una vil mentira creada para que ellas contarán sus más oscuros secretos; recuerdo cuando en complicidad con mamá veíamos las estrellas y la belleza implícita en el cosmos nocturno desde el balcón de aquel apartamento y de aquel edificio y como olvidar cuando hacíamos pijamada con Lilian en casa de los señores Green y dibujaba como desearía que fuera mi primer encuentro con mi padre. Los recuerdos se llegan a convertir en preciados tesoros que son encontrados cuando se tienen ganas de explorar. Lindos tiempos de antaño. Lindos días antes de los tiempos de sueños rotos en los cuales estoy consciente de que estoy sin mamá.

El deseo de mi cafetería aún estaba presente en mí y eso era lo que me motivaba a seguir adelante y aunque Jack Williams era una variable totalmente inesperada en esta ecuación; la idea de estar con él me era cada vez más atractiva.

Él por su parte pretendía algo con la vieja postiza que tenía en su habitación, sentía una punzada extraña en el pecho y pedí al cosmos que no fuesen celos y es que ¿Cómo podrían ser celos? Imposible.

— Es muy plástica a mi parecer no creo que el joven tenga ese tipo de gustos Karen— decía Amanda cuando regresé de llevar el pedido a la habitación.

— Kathe, ¿Crees que el joven quiera tener un romance serio con esa chica?— preguntó Karen.

— Ese es su problema Karen— contesté— Cada quién a sus obligaciones; Amanda en cuanto la cena esté lista quiero llevarla a la mesa.

No es que el mazoquismo me gustará, me dolía un poco ver a esa chica con Jack, sin embargo, gracias a mi capacidad para ocultar mis emociones —que aprendí cuando en mi adolescencia fingía no sentirme triste de que mamá saliera a trabajar los lunes temprano y me dejara en compañía de Lilian haciendo postres en casa de Mackie— pude simular que me era totalmente indiferente la presencia de esa mujer en la mansión. Deseaba descubrir que era esa extraña punzada y no habría mejor forma de hacerlo que enfrentarme a verlos juntos de nuevo.

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— Buen provecho— dije en cuanto termine de poner la cena en la mesa.