Simón y Jack

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Narra Simón

Empezaré mi relato llamando a mis amigos cabrones, porque estoy seguro que ellos también me llaman así y de lo contrario me nombrarian con un muy poco agraciado adjetivo.

Las mujeres, bellas en su mayoría y particularidades, admirarlas para mí era todo un placer, acercarme y repetir las mismas palabras que me sabía como una oración de la iglesia era uno de mis pasatiempos favoritos, ellas sonrientes y encantadas por mi hermosa y atractiva fisionomía y anatomía accedian a todas mis peticiones. Hasta ese punto todo estaba bien, tenía una muy buena colección de anécdotas con preciosas damas que habían estado entre mis brazos.

Un día cualquiera llega alguien a tu vida y te causa gracia el hecho de que esa persona invada tu cabeza y dices «¡Oh Dios genial, no sale de mis pensamientos porque tiene un gran carácter y la quiero en mi cama y por lo tanto es un reto!», así sucedió con Lilian.

Ella tan imperfecta y jodidamente perfecta; su suave tez blanca, su cabello lacio azabache con las puntas rojas que la hacen parecer la morena más interesante del universo, su cuerpo curvilíneo, sus ojos grises que te llaman tan naturalmente, toda ella era para mí un reto; siempre sabía que decir, usualmente fruncía el ceño cuando algo le molestaba y no se lo retenía para si, a primera vista demostraba ser una malcriada pero era lo suficientemente tierna para hacerte cambiar de convicción.

Desde el primer día en que la vi me atrajo, lo suficiente como para ir directamente a repetir las palabras de siempre que para mí mala fortuna ella era totalmente inmune y creo que hasta a mí genética, sin embargo como soy un hombre de armas tomar, decidí dominar la situación y cambiar las estrategias dedicándole algunos meses a descubrir la debilidad de la morena e inconscientemente en esos meses quedé tramado por ella cambiando todo y poniendo en mi mundo las cosas al revés.

¿Me gustaba? Sí, de hecho me encantaba; ¿Me costaba admitirlo? Demasiado, por el santo de los engreídos, yo era un maldito mujeriego y bueno era complicado; ¿Mis amigos lo sospechaban? Definitivamente; ¿Por qué la besé en la cocina? A ver amigos, playa, sol, la morena más linda del mundo y el guapo Collins era lo menos que podía hacer, además yo sabía que lo que había dicho la noche anterior no podía ser real, su mirada me decía que ella sentía tanto como yo.

— Creo que te va a odiar aún más, si es posible— dijo Camilo en cuanto Kathe salió detrás de Lili.

— Es bueno reconocer que estamos perdidos Brother— dijo Jack y me dió dos palmadas en mi hombro.

— Ya están todos servidos— mencionó Karen en cuanto termino de ordenar la mesa— Iré con las chicas.

— Aguarda— le pedí— Yo iré.

Salí caminando por la orilla de la playa en busca de las chicas necesitaba hablar con ella, ser sincero, no estaba dispuesto a cometer los mismos errores del cabrón de Jack, pude verlas sentadas frente al mar en posición de flor de loto, sonreí en cuanto las vi en pijama manteniendo una conversación sería.

— Es imposible— alcance a escuchar la voz de Lili a medida que me acercaba.

— ¿Kathe podrías dejarnos solos?— la castaña observó a Lili en busca de aprobación y esta negó.

— Kathell tú no te vas a ningún lado— dijo tomando a su amiga del brazo.

— Vamos Lilian; ¿Podrías ceder solo un momento?— supliqué.

— No tengo porque hacerlo así que mejor...

— Lilian deja de actuar como una pequeña niña infantil que se cubre con su mamá para no enfrentar las consecuencias de algo— la interrumpió Kathe— No soy tu mamá y no estoy dispuesta a evitar que hables con Simón, solo habla con él y dale frente a esto que sientes.

A Sus Órdenes Joven WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora