Jack

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Estoy súper emocionada por todas aquellas personitas que me están brindando la oportunidad de poder continuar con este proyecto.

Este capítulo va especialmente dedicado a todos y cada uno de los nuevos lectores 💕.

°°°

Kathell me estaba volviendo loco todos los días en los cuales intenté mantener la distancia la observaba desde las sombras, ella tenía un brillo especial que no había visto en ninguna otra, demasiado adorable y a la vez indomable.

Le propuse un juego peligroso donde ambos sabíamos que habría un perdedor, lo que ella no presintió es que Jack Williams no tiene en sus planes enamorarse y no cederá a ninguno de sus encantos.

—Buenas noches Joven— dijo Amanda cuando terminó de recoger los platos de la cena.

—Amanda— evité que se retirará— Decidí darle una oportunidad a la nueva ama de llaves.

—Lo sé— me regaló una sonrisa— No sé arrepentirá Joven, la niña Kathe es una muy buena persona y hace muy bien su trabajo.

—Eso espero— sonreí imaginando todo lo que me podría permitir una mujer como ella— Puedes retirarte.

Desabroché dos botones de mi camisa y la remangué hasta los codos mientras subía a la habitación de la castaña que las horas para que fuese mía las tenia contadas.

—Joven— Kathe soltó el peine que tenía entre manos con el cual peinaba su cabello. Me recosté a la puerta luego de poner seguro.

— Dime que estás a mis órdenes. Cuando lo haces me pongo duro— se sonrojó.

—A sus órdenes Joven Williams— me miró fijamente y sentí un músculo de mi cuerpo tensarse.

— Continua con lo que hacías, quiero admirarte— asintió y continuó peinándose mientras mi mirada recorría cada detalle de ella. La pijama de seda le daba un lindo matiz combinado con la situación, sus castaños eran guiados por el cepillo mientras sus ojos buscaban los míos.

Me acerqué y la recosté a la cama, sus ojos no se separaban de los míos y me transmitían que ella lo deseaba tanto como yo.

— Alguien podría escuchar o entrar y quizá— su respiración entrecortada me ponía y eso me encantaba.

— Solo somos tu y yo princesa— mis dedos acariciaban las sonrosadas mejillas de la castaña.

Me acerqué lentamente a sus labios y la besé como si no hubiese un mañana, me recibió con tanta ferocidad confirmando que lo deseaba tanto como yo, enredó los dedos en mi cabello mientras yo recorría cada centímetro de su piel, mordí su labio inferior y un gemido travieso escapó de su boca.

— ¿Estás a mi órdenes preciosa?— le pregunté mientras repartía besos por su cuello.

— Si joven Williams— jadeó.

Mis besos recorrieron cada centímetro de su piel y clavícula, lentamente subí la sedosa tela gris de sus camiseta y me permití admirar sus pechos con pezones rosa pálido, sus mejillas se tiñeron aún más y lentamente los llene de besos y caricias mientras Kathe se arqueaba pidiendo más, tome su pezón izquierdo entre mis dientes y un jadeó salió de su caliente boquita. Con mis besos y caricias llegué hasta su fémur, que empecé acariciar mientras nuestras miradas hablaban en un lenguaje desconocido, la besé cerca de su entrepierna y lentamente metí mi mano por el short, sentí la tela de encaje de sus bragas y mi pantalón estaba a poco tiempo de estrecharse por mi gran erección. Pase mis dedos índice y corazon de arriba abajo y pude notar la humedad, los saqué y los metí a mi boca para demostrarle cuanto me encantaba, bajé su short junto a sus braguitas beige y me di el placer de observar lo que escondían.

A Sus Órdenes Joven WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora