Jack

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Holaa!!! ❣️.
Pido mil disculpas por el retraso con las actualizaciones, pero estaba en exámenes finales.
Sin embargo, ya estoy en vacaciones y todo volverá a la normalidad 😁.

En multimedia tenemos a nuestra Kathell 😍.

°°°°

Una castaña de ojos azules se ha convertido en la dueña de mis pensamientos y quizá en la dueña de algo más, pero es algo en lo cual aún no debía indagar.

La extrañaba como un jodido enfermo, fueron varios días sin verla, sin sentirla y sentía que la cordura se ausentaba por momentos y no era para menos. Esa castaña me impedía desear a cualquier otra mujer, y aunque era algo realmente preocupante el simple hecho de empezar a investigar la razón por la cual ella estaba haciendo eso conmigo me aterraba solo de pensar que los resultados de esa investigación me despedazaran.

Kathell iba ganando un juego que yo mismo propuse iniciar y creí que podría ganar, aún tenía posibilidades de lograrlo.

Estaba sentado en mi oficina esperando con ansias a la ojos azules. Dos toques y mi corazón se aceleró, arreglé mi camisa blanca cubierta por un saco negro. Y abrí la puerta encontrando en esta a un Camilo sonriente con un Simón apoyado en su hombro.

—Hay algo raro aquí sabes— dijo Simón mientras entraba en mi oficina y caminaba hasta una de las sillas de mi escritorio— Creo que eres tú querido Jack.

—Llegas temprano a la empresa- dijo Camilo sentándose en la silla que estaba al lado de éste— Y creo que se te pasó la mano con la cantidad de perfume.

—Además últimamente estás actuando extraño, vives demasiado pensativo— dijo Simón y tomé asiento en mi silla giratoria, maldiciendo que no haya sido mi castaña, quien irrumpió en mi oficina.

—Me sinceraré- alcé mis pies en el escritorio y puse mis manos en la nuca— Son los tipos más pendejos del mundo y parecen un par de viejas chismosas indagando en mi vida.

La puerta volvió a sonar y maldecí a mis amigos por estar en mi oficina justo cuando después de decir un adelante entró mi chica en compañía de la chica del pub que aún portaba su cabello con las puntas tinturadas. Mi castaña tenía un jean ajustado blanco, una camisa negra de botones y unas vans negras que le daba un toque casual y a la vez sofisticado, su cabello estaba suelto encima de su hombro derecho. Por otro lado su compañera portaba una falda ajustada negra encima de las rodillas y una camiseta blanca.

-—Yo también me hubiera pegado mi buena perfumada— dijo Simón.

—Señoritas— saludó Camilo y se levantó, Simón lo imitó— Tomen asiento.


Ambas acataron y mis ojos por fin se encontraron con los de mi castaña, los cuales empezaron hablar en su lenguaje diciendo cosas que aunque no supiéramos exactamente cuál era el mensaje cifrado sabíamos que ellos si se entendían y que nosotros dos éramos los cómplices.

—¿A qué debemos el placer de tener este par de bellezas en nuestra inmobiliaria?— preguntó curioso Simón.

La compañera de mi chica no le agradaban ni un poquito los comentarios de mi amigo y a mí menos, sin embargo, mi castaña y su sonrisa resplandeciente demostraba que si le agradaban.

A Sus Órdenes Joven WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora