Me besó, con intensidad. Tanto, que casi no conseguía llevar el ritmo, y pareció darse cuenta porque se calmó un poco. Supongo que ambos estábamos ansiosos por estar uno al lado del otro, de este modo y no enfadados.
-Qué estúpida he sido.
Miré a un punto fijo en el suelo, pero sentí sus ojos posados en mí.
-No. Tenías razón para estar así, no te lo expliqué antes de hacerlo. Y cuando quería, era tarde.
Negué con la cabeza, y le miré. En efecto, estaba con los ojos clavados en mí.
-No quiero que olvides que te quiero. Y que eres perfecta, sea como sea. No tienes que dejar de comer, si no acabarás muriendo. Así que por favor, traga por esa preciosa boquita, que estarás incluso más guapa con unos cuantos kilos más que ahora.
-¿Estás seguro? -pregunté, y él asintió.
Me besó la mejilla. Sentí algo dentro de mi, no sabía el qué, pero era una sensación buena, me gustaba. Estaba bien de nuevo, feliz. Ya ni siquiera recordaba como era estar feliz después de tanto tiempo. Sentía como si no pudiera suceder nada malo a su lado.
-Yo también te quiero.
Confesé. Volví mi vista a mis pies suspendidos en el aire, no llegaba al suelo así que estaban colgando desde la cama.
-Por cierto, ¿no estás de gira?
-Sí, pero tengo unos días libres cuando cambiamos de continente...
-¿Y cómo se te ocurrió venir aquí? ¿Cómo sabías que me llevaron al hospital?
-Verás -comenzó y cogió aire. -, Hablé con Zoe a menudo. Ella también está muy preocupada por ti – Hizo una pausa. - Me dio tu dirección y me abrió tu padre, y bueno... Hablamos.
-Tú y mi padre hablando, me gustaría verlo.
Me reí y él hizo lo mismo. Por un instante me sentía como antes, como cuando estábamos en Irlanda, o en Londres.
-Tuve mucho miedo cuando me dijo que estabas aquí.
Me encogí de hombros y miré sus ojos. No expresaban alegría, ni seguridad. Mostraban tristeza.
-Ahora estaré bien.
-No quiero que vuelvas a hacer estupideces. Me lo prometiste.
-Tú me prometiste que volverías por mi.
-Y aquí me ves.
Tenía razón. Había vuelto, solo por mí. Ahí tenía algo claro, algo que igual antes no me había atrevido a decir. Pero ahora desde luego que sí.
-Niall, te amo.
Me sonrió y me dio un cálido beso en los labios. Dulce, saboreando el momento. Sin ninguna prisa.
-Yo también te amo.
Se separó de mi. Me dolía todo el cuerpo, supongo que por la falta de alimento. Pero no quería quejarme, estaba bien a su lado.
-¿Quieres descansar? - preguntó, parecía leer mi mente como un libro abierto.
-No hace falta.
-Venga, tienes que ponerte bien.
Sonrió, así que accedí y me tumbé un rato. Al poco, picaron a la puerta.
-¿Qué tal pequeña? - me preguntó mi madre.
-Bueno, os dejo un poco solas - añadió Niall - Iré a la cafetería, luego vuelvo.
Me besó la mejilla y se marchó con una sonrisa. Mi madre quedó de espectadora, hasta que el rubio se marchó. Se sentó en el sillón de la habitación con una sonrisa pícara en el rostro.
-Se te ve más feliz que antes... ¿No? -soltó, en plan indirecta.
-¡Mamá!
Negué con la cabeza, y ella se rió. Sabía que salía con él, le contaba todo cuando estaba estudiando en Londres. Pero nunca me había visto con él en persona. Tardó poco en sacar otro tema de conversación. Empezó a hablar y hablar, mientras que yo asentía sin escuchar. Tenía la cabeza en otra parte, en Niall. Deseando volver a verle, como la primera cita que tuvimos.
Ya sabía cómo me sentía, viva.
Continuará...
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Bueno, igual este cap es algo empalagoso :s Pero espero que os haya gustado♥ Y os aviso, que se acerca el final de la novela.... Así que, si os gusta comentar y/o votar pls :)