Había una gran mesa en el comedor, a pesar de las dimensiones de todo era bastante acogedor.
-Bueno, no es de lo mejor pero no me va mucho lo formal -dijo él. Se refería a la comida; un par de hamburguesas. Sonreí al recordar el lado hambriento de ''el pequeño Nialler''. Ahora el problema era, ¿cómo me escabullía de esta?
La amargura en mi rostro se hizo presente, una hamburguesa tenía demasiadas calorías, la coca cola que la acompañaba también. Y ya ni hablar de la 'ensalada' que le acompañaba. Era del Mc' así que no creo que tenga nada de sano. No podía ingerir ni un cuarto de esa comida, por muy buena pinta que tuviera.
-¿Qué ocurre?
-Na-nada.
-¿Y esa cara? ¿Eres más de pizzas? -preguntó riendo. Sonreí y me senté a comer, lo vomitaría después y no habría ningún problema.
-No, vamos a comer.
Se sentó a un lado mío, el izquierdo. La mesa era grande, comparándose con lo que nosotros ocupábamos.
-Bueno, ¿y qué me podrías decir de ti? -me pregunta.
-¿Qué quieres saber? -respondí con otra pregunta. Di un mordisco a la hamburguesa.
Narra Niall.
-No sé nada de ti, salvo que te llamas Melanie y eres de España. Por cierto, me encanta tu acento.
-Gracias – respondió sonriendo, noté que sus ojos derrochaban amargura, dio un pequeño mordisco a su porción de comida.
¿Le desagradaría o algo? No quería forzarla a comer, pero la verdad es que está en los huesos. Ahora que la veía sin abrigo... Esas piernas tan delgadas, y seguramente su tronco en los huesos. Aunque lo tapara el jersey perfumado a vainilla, las muñecas delgadas al aire eran directamente hueso con piel. Igual tenía algún problema con la comida, puede que fuera anoréxica o bulímica. Solo con ver la cara que pone al comer. ¿Se sentiría obligada a hacerlo al tenerme delante? No quería incomodarla, pero si tenía algún problema querría ayudarla. Claro, que no iba a preguntarle de repente 'tienes trastornos alimenticios' ni mucho menos.
-¿Cómo es que estás aquí?
-Bueno, -dice- me concedieron una beca a mí y a mi amiga, Zoe. Siempre soñamos con la idea de estudiar en Londres, te puedes imaginar lo que es para nosotras estar aquí. Sobre todo a mí, estar hablando contigo como si fueras un amigo de toda la vida, mientras que eres el 'famoso Niall Horan' -dijo con tono divertido. El ambiente se calmaba, gracias al cielo.
-No me gusta que me vean como un chico especial por ser cantante la verdad, me sorprende que no estés ahora mismo adorándome como lo haría cualquier otra chica. -Ahora parecí un poco creído, lo sé. Pero era la verdad – No es que no me guste, pero si te rodeas de gente pelota acabas despegando los pies de la tierra, y es cuando te conviertes en unos de esos 'ex-cantantes arrogantes'.
-Lo sé, y creo que no te ocurrirá eso. Tienes los pies bien firmes en la tierra, y eso es perfecto. La mayoría acaban destrozados, adictos a cualquier clase de drogas o peor. Pero, siento que en ti será diferente. -Noté sinceridad en sus palabras.
-¿A si? -pregunté perplejo -¿y qué ves de distinto?
-Eres tú mismo.
Sonreí, no sabía que decirle. Esa chica confiaba en mí, era adorable y encantadora.
-¿Sabes qué? -dije tras un corto silencio, ella me miró para que continuara. Me fijé por primera vez en sus ojos, marrón avellana. Iba a decir que ella también era única; porque me lo parecía. Pero era algo precipitado. Solo la conocía de dos días. Así que dije lo primero que se me pasó por la cabeza -¿te apetece ver una película?
-Claro -dijo ella, sonriendo -¿puedo ir antes al baño?
-Claro, está después del pasillo, la puerta del fondo.
Ella asintió y se levantó. Yo fui a preparar las cosas para la película.
Continuará...
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Maratón parte 1.