Llegué a su casa, y me paré delante de la puerta. Toqué el timbre. Tardó unos segundos en abrir. Cuando lo hizo ambos quedamos un rato sin saber que hacer, ¿un beso en los labios? ¿Mejillas? ¿Un abrazo? ¿Una sonrisa? Opté por esto último, y él también sonrió.
-Pasa -dijo y carraspeó la garganta. Lo hice.
Una vez dentro me quité el abrigo que tenía encima y la bufanda, quedando en camisa blanca y jeans. Me condujo al salón, ninguno hablaba. Simplemente nos mirábamos, parecía que lo decíamos todo con la mirada. Aparté la vista y miré el suelo. Él tosió.
-L-lo siento -dijo entrecortándose, nervioso. Supongo que los dos lo estábamos, pero mientras que en mi era normal, en él no. No era un estado común verle nervioso.
-Lo siento yo -solté rápidamente, y volví a mirarle – debí hacerte caso, fue una estupidéz lo sé.
-No, no debería haberme puesto así, tan solo quería que estuvieras bien.
No dije nada más, ni él. Sobraban las palabras, acabábamos de decirlo todo pero ya nos habíamos dado cuenta de la estúpida razón de la pelea estos días. Salté a sus brazos, y él me rodeó por la cintura. Noté como respiraba en mi hombro, mientras que yo lo hacía en el suyo. Su olor me invadía, me embriagaba. Y me encantaba. Se alejó un poco, sin soltarme.
-Te quiero mucho, no sabes cuanto -dijo clavando sus ojos claros en los míos. Se acercó, rozando primero su nariz con la mía, luego nuestros labios. Cerré los ojos, era feliz. Estaba todo bien, la gente se había olvidado de todo, y ahora solo estábamos nosotros dos. Nada más.
-Yo también te quiero mucho -dije sobre su labio superior, mientras el muerde suavemente el mío. Me besa, dulcemente al principio. Luego más salvaje, como desesperado. Ambos estábamos desesperados, por volver a tenernos tan cerca. Y esta era una manera de demostrarlo.
Se alejó un poco, me dió la mano y caminó un poco.
-Ven. -Dijo, y le seguí.
Me llevó a su cuarto, me senté en un borde de la cama y él se dirigió a una cómoda. Abrió el segundo cajón, y sacó una caja ni grande ni pequeña. Envuelta en papel de regalo azul oscuro, y puntos pequeños blancos. Se acercó a mi y se sentó a mi lado. Me lo dejó en mi regazo y sonrió.
-Niall, no hac... -hacía falta, quería decir, pero me tapó suavemente la boca con una mano y después la quitó.
-Ábrelo.
Quité un pequeño lazo y poco a poco lo abrí. Una caja de cartón. Quité la tapa, había un marco plateado del revés. Le miré y con un pequeño gesto me indicó que continuara. Lo cogí, y le dí la vuelta. Al ver lo que es, me empezaron a temblar las manos.
-Una entrada. -Dije con voz temblorosa.
-La semana que viene es el primer concierto de la gira, en Londres. Quería que lo vieras, que estuvieras entre el público -me cayó una lágrima -¿No te gusta? -preguntó.
-Claro que si, me encanta -dije asintiendo. El problema no era ese -pero ¿ya va a empezar la semana que viene? -Asintió- ¿Y qué haré yo? Te irás, no me verás en mucho tiempo – otra lágrima me recorrió la mejilla, haciendome suaves cosquillas- ¿Qué pasará?
-No lo sé. Pero seguro que se nos ocurre algo -cogió la entrada y la caja, y las dejó a un lado.
Me dió la mano y la entrelazó, la otra me secó un poco la cara. Me miró fijamente y se acercó hasta volver a besarme. Mientras, me tumbó poco a poco, colocando primero mi cabeza en la almohada y después el resto del cuerpo. Se puso encima de mí con cuidado de no aplastarme o incomodarme, y siguió dando pequeños besos en mis labios. Bajó un poco, besos en la barbilla, en el cuello. Me estremecí. Se me ponían los pelos de punta y notaba como temblaba un poco, y esperaba que él no lo notara. Paró de repente, y me miró.
-No haré nada que tu no quieras -me susurró. Posó su mano en mi cintura, buscó cómo meterla debajo de mi camisa, y lo consiguió.
-Tengo miedo -conseguí decir. Subió poco a poco su mano, noté como rozaba el sujetador. Cerré los ojos.
-Tranquila -dijo. Bajó de nuevo la mano y la llevó a mi mejilla- ¿Quieres?
Abrí los ojos y me encuentré con los suyos. Me acerqué a sus labios y dejé en ellos un beso sonoro, en ellos susurré un "Si". Estaba lista, quería hacerlo. Sabía, que él haría que fuera especial. Y así fue.
Continuará...