Terminaron de hacer las ediciones de la canción del nuevo álbum, ¡cantaban como los ángeles! No eran de estos cantantes que necesitaban mil arreglos para que quedara la voz bonita, si no todo lo contrario, era tal cual sonaba en sus discos.
-Bueno, va siendo hora de marchar para casa. -Dijo Liam.
-¿Perdona? - le replicó Louis – hay una gran fiesta en casa de Bruno esperándonos.
-¿Bruno Mars? -alucinó Harry- Pues no me lo pienso dos veces, vamos. Niall, ¿te apuntas?
-No, yo iré a dejar a Melanie a casa. -Se disculpó Niall.
-Si, a ''dejarla'' -dijo remarcando la última palabra Harry, y riéndose. Todos pillaron el chiste y yo me sonrojé.
-Si quieres ir con ellos no pasa nada, puedo ir yo hasta casa. Pido un taxi. -no quería causar molestias.
-Eso ni loco, ya es prácticamente de noche. Si quieres, como mañana es sábado; puedes quedar a dormir en mi casa -esto último, lo dijo en voz baja, a mi oído. Supongo que la razón era no soportar después a sus amigos.
-Vale -acepté sin pensarlo dos veces.
Salimos del estudio, hacía mucho frío. Pero el gorro de Niall abrigaba, y bastante. Nos metimos en el coche sin problemas, no había fans interrumpiendo el camino.
Arrancó, me abroché el cinturón y miré por la ventanilla. Un grupo de chicas se acercaron a nosotros, nos habían visto. Pero Niall enseguida las dejó atrás. Miré todo el rato a las muchachas. ¿Y si yo fuera una de ellas? Si a él no le hubiera dado por conocerme, estaría seguramente en su lugar. Me volvería loca, gritaría y saltaría intentando llamar su atención, como hacen ellas. ¿Por qué yo tuve la suerte de estar aquí, y cualquiera de ellas no? No lo sé.
Cuando llegamos a casa, seguía sin creerme que dormiría en allí.
-Voy a ponerme el pijama, ve a la primera habitación que hay a mano derecha. Allí tiene mi madre ropa, cuando viene. Supongo que tendrá algo que te sirva.
-Gracias -sonreí y fui hacia tal habitación.
Arrimé la puerta y me acerqué a la cómoda que había en frente de la cama matrimonial. Abrí el primer cajón y vi ropa interior. Lo cerré, el segundo tenía pañuelos para el cuello. El último tenía unos cuantos pijamas. Así que cogí uno rosa de seda, con encaje en los bordes bastante bonito. Fui a asearme en el baño que tenía el cuarto, me coloqué la ropa para dormir y salí.
-¿Quieres cenar algo? -me pregunta Niall, que me lo encuentro en el pasillo también con la ropa de dormir. Negué con la cabeza, no quería comer algo innecesario en ese momento -¿Tienes sueño?
-No mucho, todavía es temprano.
Asintió y me invitó a ir con él a su cuarto. Se sentó en la cama y yo a su lado.
-Oye... -dijo él serio, pensativo. Mirando a un punto indeterminado del suelo. De repente levantó la mirada y se encuentró con la mía- Si te ocurre algo, puedes contármelo.
-¿Qué? -dije sonriente- ¿Qué me puede ocurrir? Ahora mismo estoy en la habitación de Niall Horan, ¿sabes cuantas chicas matarían por estar aquí contigo?
-No sé...
-Muchas.
Apartó la mirada unos segundos, pero enseguida la volvió a juntar con la mía. Esos ojos azules, hacían que cualquier persona de este mundo se debilitara.
-Tengo que hacerte una pregunta muy seria -dijo tragando saliva, posó una de sus manos en mi pierna derecha y se acercó- ¿quién es tu debilidad del grupo?
¿En serio? ¿Eso era una pregunta seria? No pude evitar reírme, al igual que él.
-¿Esa es tu pregunta seria? -Solté una carcajada – Me habías asustado, ¿sabes?
-De verdad, ¿quién es?
Me encojí de hombros, no iba a responder. Estaba claro que siempre fue él mi debilidad, pero no se lo iba a decir, que vergüenza ¿no?
-¿Harry? -intentó adivinar. Negué con la cabeza, y él quedó pensativo - ¿Louis?
-No -me reí.
-Lo sé, Zayn. Tiene que ser Zayn. O Liam, espera. Seguro que es Liam.
Niego con la cabeza, sonreí. ¿Qué otra cosa podía hacer? Era más que feliz. Niall se acercó un poco más a mí, y más, y más.
-¿Yo? -dijo casi susurrando. Asentí y él me enseñó sus perfectos dientes con una sonrisa, un pocos centímetros de la mía.
-Puede que sí, puede que no -decidí jugar con él, algo impropio de mi caracter.
-Eso es un sí.
-O un no -repliqué.
Se acercó a mí y juntó nuestros labios en un delicado beso. ¿Cómo podía describir un beso suyo? Era prácticamente imposible. Maravilloso, fantástico, inigualable, espectacular... Era simplemente, perfecto. Sí, creo que esa es la palabra adecuada, perfecto. La cuestión era, ¿por qué? ¿Por qué Niall se fijó en mí?
-¿Ahora soy yo tu debilidad? -preguntó al terminar el beso.
-Puede que sí, puede que no.
Le sonreí y me levanté de allí, me acerqué a la puerta para salir del cuarto.
-¿A dónde vas? -preguntó indignado.
-Es hora de dormir.
Salí y cerré la puerta detrás de mí. Suspiré.
-¡Pues que sepas, que tú eres mi debilidad! -gritó Niall.
Fui hasta mi habitación y me tumbé en la cama. ¿Qué acababa de ocurrir?
Continuará...