Nora se había sentado en una mesa mientras conversaban con Nadia.
- ¿Por qué no reclamaste el trono? -Preguntó Nadia.
-No es mío el derecho. No todavía al menos.
-Ya veo. - dijo con tristeza. - De todas formas, ¿Qué os trae por esta casa?
-Fuiste doctora. - Nadia asintió.
- ¿Estáis enferma? -preguntó con preocupación.
-Yo no.
- ¿Alan? -la mujer suspiro. - ¿Te das cuenta de lo que me pides?
-Nadia por favor... No habríamos acudido a ti si no fuese nuestra última opción.
- ¿Me lo vas a ordenar?
-Te lo estoy pidiendo. Por favor. Es muy importante para mí.
Nadia cerró los ojos y se quedó pensativa un momento. Finalmente respondió.
-Lo haré por Noah. En su memoria. Pero con la condición de que recuperes el sjekira.
-Nadia... No puedo... No puedo sustituir a Noah.
-Pero se lo debes. ¿Qué hubiera sido de nosotras sí no nos hubiesen encontrado? Después de lo que sucedió en la capital la hermandad está dispersa. Necesitan un guía. Y por derecho eres tú.
- ¿A cambio de que la reclame curaras a mi hermano?
-No te prometo nada.
-Suficiente. Lo haré pasar.
Cuando Alan entró en la habitación Nadia se había recogido su cabello y se había quitado la amplia chaqueta.
-Y bien. ¿Qué te pasa? - dijo en un tono seco.
Alan se retiró la camisa. Tenía una mancha de un color gris oscuro. El rostro duro de Nadia se suavizó. Se acercó al pelirrojo y le palpo la mancha con cuidado. La piel estaba seca y dura.
- ¿Te duele bajo la presión?
-No. Duele por las noches, sobre todo.
-No parece que tengas una costilla rota. ¿Se te hacen llagas?
-A veces.
-Ya te puedes poner la camisa. -dijo mientras se retiraba.
- ¿Sabes que le pasa? - preguntó Nora preocupada.
-No me extraña que nadie os haya podido decir nada. Tengo dos noticias. Se lo que es, pero yo no lo puedo curar.
Alan se sentó abatido. Nadia le entregó un vaso con un líquido humeante.
-Es té. -dijo Nadia. - Te sentará bien. ¿Estuviste con Nora en la capital?
Alan asintió levemente.
-Creo que ya habréis intuido que no es un golpe ni una enfermedad, ¿verdad?
-También hemos visitado magos y hechiceros. -explicó Nora.
-Sólo un brujo muy experimentado sabría qué es lo que te pasa. Es magia negra. -los hermanos palidecieron. - Antes de que el anterior rey limitase la brujería, los criminales de guerra eran ejecutados con una maldición poderosa prácticamente imposible de desviar. Lo hacían así porque la muerte era dolorosa y literalmente espectacular.
- ¿Esto es una maldición?
-No exactamente. Es un fracaso. Cuando la maldición no llega a su objetivo se refugia en el cuerpo de él ser vivo más cercano. No actúa de la misma forma, pero aun así sigue siendo mortal para ciertas personas. Normalmente cualquier brujo puede retirar la maldición absorbiendo la magia...
- ¿Pero...? -preguntó Alan con amarga ironía.
-La mancha es muy grande. Eso significa que el que lanzó la maldición era extremadamente poderoso. Fui la bruja más fuerte de la hermandad, pero sólo en mi mayor momento de gloria lograría retirarla...Ahora mismo...-Nadia negó con la cabeza.
- ¿Quién puede curarme? -preguntó Alan con lágrimas en los ojos.
-O un brujo más poderoso...-se quedó en silencio como reconsiderando su respuesta. - o.... un inmortal, si te fías de las leyendas. Sólo quedaba un brujo suficientemente poderoso y si fue el que lanzó la maldición ya no está vivo... Lo siento. Podéis quedaros el rato que queráis, pero dudo que tengáis mucho tiempo para decidir.
- ¿Me...me voy a morir? -preguntó con la voz temblando.
-No lo sé... Quizá tengas suerte. Si sobrevives te convertirás en una de las criaturas con más poder mágico de este planeta. Agárrate a esa esperanza. Es tu mejor opción...
-Alan...
Nora abrazo a su hermano, que no lloraba. Ambos habían llorado ya las consecuencias de sus actos. Ningún mar de lágrimas podría cambiar lo que hicieron, es más, se sentían orgullosos de sus decisiones.
-Al menos nos ha dado una dirección en la que seguir. -susurro Alan. - No estamos tan perdidos como el resto de las veces.
-Sabemos a dónde ir, pero...
La habitación se quedó en silencio tras la declaración de Nadia. No era un silencio incómodo o pensativo. Simplemente estaban aceptando el camino que les quedaba por delante.
Cuando abandonaron la casa Nadia los acompañó hasta la puerta.
-Alan. Si logras sobrevivir... Ven conmigo. Fui maestra de magia durante años y puedo enseñarte como controlar la magia de tu interior... Buena suerte.
Se despidió con un abrazo de los hermanos y estos, envueltos en sus capas y con los rostros cubiertos se adentraron en las sombras de la noche.
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Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]
FantasyHay muchas leyendas en este mundo. Cientos. Miles. Algunas prohibidas por los reyes, otras por los dioses. Pero solo una de ellas se repite en todas las culturas. Y solo una está prohibida en todo el mundo. Más allá del Bosque Maldito, pasando la Ci...