Capítulo 13

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Había pasado una hora desde que se habían separado de Ileen cuando comenzaron a encontrar rocas llenas de musgo. Alan había explicado que muchos habían intentado destruir la muralla, pero que nadie lo había logrado realmente. Asi que ahora la muralla estaba en malas condiciones pero todavía en pie.

Paso otra media hora hasta que encontraron la muralla. Eve se sorprendió al verla. En el archipiélago también había una muralla, o al menos la había habido años atrás. El oleaje y la sal del mar habían corroído la base y se había caído mucho tiempo atrás. La de allí estaba prácticamente entera. Media unos veinte metros y eso que estaba medio derruida.

-Buscad una grieta o un hueco por el que podamos pasar al otro lado.- dijo Alan.

Se esparcieron alrededor de la muralla pero sin separarse mucho entre ellos. La muralla estaba rodeada por un tupido bosque, que dificultaba buscar cualquier cosa en la fachada.

Eve inspeccionó la pared buscando una forma de pasar al otro lado suficientemente segura. A pocos metros de donde estaba un árbol había caído sobre la muralla y parecía llegar al otro lado. Le dio un par de patadas al trono y parecía firme. Tampoco parecía que la madera estuviese podrida. También parecía ser capaz de soportar el peso de tres personas. Por lo que decidió avisar a los gemelos.

-Parece bastante seguro.-dijo Alan. - Yo no encontré nada mejor. ¿Y tú?- añadió refiriéndose a su hermana.

Nora no respondió. Estaba ensimismada mirando a su espalda.

-Tierra a Nora.- insistió su hermano.

-¿Eh?¿Que? No, yo no he encontrado nada.

-¿Que pasa?-pregunto Eve preocupada.

-No nada... Me había despistado.-Alan y Eve miraron extrañados a Nora, pero no dijeron nada.- Esto es lo mejor que tenemos.

Sacaron una cuerda de una de las mochilas de provisiones que les habían entregado las chicas que se habían llevado a Ileen y se ataron a la cadera un extremo cada uno dejando a Eve en el medio.

La corteza estaba resbaladiza debido al musgo y les costó bastante comenzar a subir. Alan se resbaló un par de veces, pero fue capaz de agarrarse de nuevo antes de caer.

Tal y como Eve había dicho el árbol había creado un agujero en la muralla que llegaba al otro lado, pero la parte que había quedado por encima del tronco parecía poco estable. La copa del árbol tapaba el agujero, por lo que no se veía más allá.

Paso Nora primero, asegurándose de que la brecha aguantase. Eve y Alan la siguieron con cuidado. Sin embargo, cuando los tres comenzaron a descender por las ramas, el hueco por el que habían pasado comenzó a derrumbarse sobre el tronco, que partió.

La copa no llego a caer al suelo. Las lianas y vegetación que había crecido alrededor la mantuvieron en el aire colgando a pocos metros del suelo. Con el corazón en la boca bajaron lentamente intentando no mover mucho las ramas.

-¿Estáis bien?- pregunto Nora jadeando cuando llegaron al suelo.

- Aquí si...- respondió Eve tirándose en el suelo.

-Yo también...- dijo Alan apoyándose en la muralla.- Pero nuestra salida se ha bloqueado...

Los tres jóvenes miraron hacia el frente. Había muchas leyendas sobre lo que había detrás de la muralla. Había quien decía que había un enorme desierto, otros decían que no había nada y otros que allí se encontraba el reino de los dioses. Pero frente a ellos se erguía una auténtica jungla. Los árboles eran enormes y la hierba les llegaba a la rodilla.

-Genial... Más bosque. Casi que prefería el desierto sin fin...- protestó Nora.

A Eve no le molestaba. Ella se sentía a gusto en los bosques, después de todo, se había criado en uno; los bosques no tenían secretos para ella. Pero había algo allí que le ponía los pelos de punta. Parecía que el propio bosque les advertía que se fuesen.

- Será mejor que nos pongamos en marcha. No me da buena espina este sitio.-comento Eve.

Los árboles apenas dejaban pasar la luz y avanzar era difícil, ya que el suelo estaba plagado de raíces y había lianas y ramas que bloqueaban el paso. Había algo allí que era hostil, pero lo que más preocupaba a Eve era el silencio. Nunca se había encontrado un bosque en silencio. Y no le gustaba.

-¿Por qué no hay más que humanos en el Reino del Sur?- pregunto para romper el silencio.

- Los reyes no han sido muy tolerantes con lo que es diferente. Hace unos cincuenta años el rey encarceló y ejecutó a todos los no humanos que vivían en la capital.- explico Alan. -Ese mismo año decretó que todos los no humanos que fuesen encontrados en territorio humano serían convertidos en esclavos.

-Y si se negaban eran ejecutados.- termino Nora.- Por supuesto es imposible hacer desaparecer todo rastro de las otras tres razas en el reino tras décadas de convivencia.

-¿Y el pueblo?- pregunto Eve horrorizada.- ¿Nadie protestó?¿A la gente le parecía bien que se llevasen a sus vecinos?

-La gente está más asustada del Dios que predica la iglesia que horrorizada por las acciones de aquellos que actúan en su nombre.- suspiro Nora.- Aunque hubo muchos que ocultaron en sus casas a los que lo necesitaron. Todavía quedan no humanos y mestizos ocultos en casi todo el país.

-¿Y qué dices del archipiélago?-pregunto Alan.- Dicen las malas lenguas que es un paraíso.

-No tanto como un paraíso... Pero no está mal. Tiene un sistema bastante distinto.

-¿Es verdad eso de que no hay rey?- pregunto Nora con curiosidad.

- Si... Pero no es absoluto. Hay dos países realmente. Uno subterráneo y otro en la tierra. Del subterráneo no se sabe mucho, pero el de la tierra lo fundaron un grupo de campesinos de diferentes razas que eligieron entre ellos a un representante. Con el paso del tiempo la figura del representante ganó poder hasta convertirse en rey, pero sigue sometido a la voluntad del consejo, que está formado a su vez por un representante de cada raza elegido entre los nobles del reino...- explicó Eve.- Puede parecer un paraíso, pero sigue habiendo una separación entre las razas. Hace apenas dos décadas los mestizos éramos considerados monstruos y estaba bien visto cazarnos como animales.- añadió con un tinte de odio en su voz.

Los gemelos bajaron la cabeza. De repente, ese maravilloso lugar que los cuentos de sus infancias no existía. Caminaron en silencio de nuevo sin saber si debían decir algo o dejarlo estar. Al cabo de unos metros Eve se detuvo y apoyo su mano en un árbol cercano.

- Pronto perderemos la poca luz que nos queda. Deberíamos armar campamento aquí.- decidió.

Los gemelos no discutieron y se prepararon para pasar la noche.

Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora