Capítulo 20

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Habían pasado días desde que Evelyn había despertado, y aún no había visto la luz del sol, pero dudaba mucho que algún día lograse verla de nuevo.

Cuando despertó había alguien a su lado. No lograba entenderle y todavía no sabe cómo es, pero lograron al menos presentarse con ayuda de Este. El muchacho se llamaba Kyros y, según la guardiana, él se encargaría de cuidar de ellas hasta que lograse recuperarse.

Ileen seguía durmiendo plácidamente en una cama a su lado. El sonido de su respiración la tranquilizaba y creaba un rayo de luz en la oscuridad en la que estaba ahora sumida.

Escucho un golpe en la puerta. Era la señal que habían acordado para cuando Kyros entraba en la habitación.

-Pasa. - dijo la muchacha.

El muchacho entro en la habitación y le coloco algo encima de sus piernas. Cogió sus manos con cuidado y las puso alrededor de un cuenco caliente.

-Comida. - dijo Kyros con dificultad.

La muchacha agarro los cubiertos que le ofrecía y comió con ayuda del muchacho. Luego el muchacho se quedaba con ella hasta por la noche. Normalmente él le traía objetos diversos que ella intentaba identificar. Luego, bajo la mirada de Este, le enseñaba a Kyros cómo se decía en su idioma y Kyros hacia lo mismo.

Así, tras días de practicar, lograban entenderse el uno al otro gracias a que los dos idiomas eran bastante similares. Y, a pesar de la dificultad para entenderse habían logrado entablar amistad. Kyros emitía casi siempre un aura de odio que le ponía los pelos de punta a la muchacha, había intentado hablar con él, pero siempre que mencionaba el asunto es simplemente evadía la pregunta y cambiaba de tema.

Un día, nada más despertar Kyros se acercó a la muchacha y le ofreció un bastón. Y, ayudándose en su amigo y en el bastón, salió de la casa y se quedó sentada a la puerta.

- ¿Qué pasa? - pregunto confundida.

-Este. - dijo Kyros. - Quiere fuera.

Después de una eternidad encerrada en su habitación la idea de dejar que el sol le calentarse la piel le parecía un sueño. Se sentó en una silla que el muchacho había preparado.

Fue esa la primera que lo oyó. Era solo un susurro, pero de distinguía a la perfección. "Ven, entra en bosque. Nosotros te guiaremos". La muchacha llamo asustada a Este.

- Estoy aquí niña. -dijo una voz a su lado.

- Quiero entrar. -suplico.

- ¿Por qué? ¿Acaso la voz del bosque te asusta? ¿A ti sobre todas las personas?

La muchacha miró hacia todas partes sin comprender. "Ven" escuchaba "Ella te espera". Eve se tapó los oídos desesperada.

-Tengo miedo. Déjame entrar.

- ¿Del bosque? No deberías... Escúchalo. El bosque te protege.

- ¡No! - exclamó la mestiza. - El bosque me quiere hacer daño.

- Escúchame niña insensata. - dijo la guardiana bruscamente. - Eres la hija del bosque, el único ser vivo que nació aquí libre de la maldición. Este bosque te protegerá a todo coste.

- ¿Como? - pregunto confusa Eve.

- Tu madre tenía el poder de ver más allá, tu verdadera madre, no la mujer que te crío. Vino aquí sabiendo cuál era tu destino. No estamos lejos de tu casa - añadió luego con un tono socarrón. - Por eso los bosques te protegen, por eso este bosque te trajo hasta mi cuando te desvaneciste en aquel campo de flores. Por eso te advirtió que no entrases en su territorio. - la anciana suspiro abatida. - Tu madre dejo un regalo para ti, sigue el camino que te muestra el bosque, él te mostrará el camino.

Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora