Capítulo 32

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No tardaron en llegar al inicio de la Ciénaga de los Sueños. El terreno empezaba a hundirse y los caballos apenas podían moverse bien. El calor insoportable y el hedor hacían casi imposible el respirar. La neblina crecía según avanzaban y les bloqueaba la visión. Y, al contrario que el bosque, silencioso, la ciénaga estaba plagada de diferentes sonidos; algún ave en busca de su presa, una rana que saltaba al barro o el viento que aullaba tenebroso entre las ramas. Aunque había numerosos árboles, estos eran esbeltos y casi no tenían hojas, así que no se bloqueaba la luz del sol. La única que parecía a gusto en aquel clima era Ceniza, que iba volando por encima de sus cabezas posándose en las ramas cuando tenia que esperar al grupo, que avanzaba lento.

Pasaron las horas y a  cada paso que daban, las patas de los caballos se hundían más en el lodo. Cabalgaban lento y en silencio. Alerta de cualquier cosa que se acercase demasiado. Una sombra paso como un suspiro por delante de Nora. Un sonido nuevo se unió a la cacofonía. Al principio no eran más que balbuceos, pero poco a poco fue cobrando un sentido.

-Nora.

- ¡Parad! - dijo la pelirroja. - Hay algo ahí.

Nora bajo de su caballo y desenvainó su arma. Avanzo con cuidado sin soltar las riendas de sus caballos.

- ¿Veis algo? - pregunto.

Como nadie respondió se dio la vuelta en busca de sus acompañantes.

- ¿Evelyn? ¿Kyros? - nerviosa la joven dio vueltas sobre sí misma escrutando sus alrededores. - ¿Podéis oírme?

- ¿Nora?

La pelirroja se dio la vuelta y avanzó hacia la voz. Tropezó con una piedra escondida en el lodo y cayó de bruces. Alguien le ofreció la mano para levantarse.

- ¿Eve? - dijo agarrando la mano.

-No.

Cuando logro ponerse en pie se limpió el rostro y abrió los ojos. Frente a ella se hallaba Noah. En carne y hueso. Real. Detrás suyo había una mujer bastante alta, con el pelo plateado y los ojos negros como la noche. Llevaba una extraña túnica muy colorida y de su cinturón colgaba una bota de vino. Iba descalza, pero sus pies no se hundían en el barro. Nora conocía su rostro, pero no era capaz de recordar a quien pertenecía.

- Está será tu última oportunidad. - dijo y luego se fue.

-Nora, mírame. -exigió Noah.

-Noah... No... No entiendo, ¿Qué haces aquí?

- ¿En qué otro lugar debería estar? -dijo. - Yo estoy donde el Sjekira está. Y tú lo robaste.

- ¿Que? - respondió Nora sorprendida. - ¡No! Lo hice para que no lo consiguieran nuestros enemigos.

- ¡Mientes! - gritó. - ¡Lo arrancaste de mi cuerpo sin vida! Rompiste nuestra promesa. Me utilizaste para llegar al trono.

- No... Yo no...

- ¡Silencio! Ni siquiera te has molestado en preguntar al pueblo si te querían como reina. Eres un fracaso. Los mataste tú. ¡Tú eres la culpable!

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Cuando dejaron de escuchar la voz de Nora los muchachos comenzaron a alarmarse. Entre aquella bruma era normal perderse, pero si la pelirroja había dejado de buscarlos significa que había encontrado algo; o mas bien algo la había encontrado a ella.

- ¿Nora? -pregunto Eve. - Dinos algo. ¿Estás bien?

Kyros la hizo callar con un gesto.

-Esto no pinta bien. - dijo. - Sera mejor que nos mantengamos ocultos si hay algo ahí fuera.

Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora