Capitulo 12

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Por primera vez en mucho tiempo logro dormir tranquilo. No solo nada, pero tampoco fue perseguido por las pesadillas. Cuando despertó le pareció haber dormido por siglos. Estaba descansando y no se sentía enfermo.

- Oh... Ya despertó.- dijo el médico mientras se acercaba a la camilla.- ¿Se encuentra mejor?

Kyros asintió. El médico ya era mayor.  Sus alas estaban medio desplumados y tenía una prominente joroba. Tenía la voz rasgada y en general parecía el malo de uno de los cuentos que le contaban de niño. Pero los ojos le brillaban con curiosidad y amabilidad.

-Bien, bien... Tenias bastante fiebre. Te he dado un calmante más potente que de costumbre. Dime, ¿Duermes bien? ¿Comes la ración completa? ¿Bebés en abundancia?

Kyros negó con la cabeza confundido por la actitud del médico.

-Hmmm... Ya sé que las raciones que sirven aquí no son mucho, pero con una herida como esa tienes que comer más. Y todas las celdas tienen un cubo de agua que se rellena regularmente, no desperdicies el agua. Y bueno... Respecto a lo de dormir, te acabaras acostumbrado a la incomodidad de una celda. Mientras tanto los guardias te llevarán con la comida otro cazo con medicina. Asegúrate de tomartela.- explicó trasteando con las hierbas que tenía encima de la mesa.

Cuando terminó de hablar hizo sonar una campanita. Al instante entraron dos soldados que Kyros nunca había visto. Entre los dos cogieron al muchacho por los brazos y lo llevaron de vuelta a su celda.

-Has tardado lo tuyo.- le dijo Kobe.- ya es de noche. Te he guardado tu ración de cena.

-Gracias

El joven cogió el plato que le ofrecía su compañero y comenzó a comer sin apetito.

- Oye...-dijo al cabo de un rato.- ¿Que hiciste para estar aquí?

Kobe suspiro.

- Cuando cumplí los dieciocho mis hermanos me llevaron a la más selecta taberna a ponerme hasta el cupo de vino... La cosa es que decidí irme a casa más tarde que mis hermanos, y por el camino, totalmente borracho, caí a tierra. Allí alguien me ayudó a volver a subir de nuevo a las montañas antes de que mis hermanos se diesen cuenta... El plan funciono bastante bien, la verdad. Nadie de mi familia se dio cuenta que había abandonado las montañas. Pero yo no pude evitar bajar de nuevo. Había algo en aquel lugar que... No sé. Me atraía... Tres años después conocí a la hija del hombre que me ayudó la primera vez. Era una mestiza. Tenía alas, como un alado, pero su piel era pálida y su cabello oscuro. Lo más impresionante de ella eran sus ojos verdes como la hierba. Cuando cumplí los veintitrés le pedí que se casase conmigo. Tardamos todo un año en preparar la huida. Lo típico. Yo huiría de mi casa y ella y su padre prepararon un barco para salir del país. El día que nos casamos fue maravilloso.- Kobe se limpio los ojos.- Pero el día que se supone que huiriamos mi familia me descubrió.

-Lo siento...- dijo Kyros.

-No te preocupes. A ella no lograron encontrarla, tampoco saben quién es. Yo pertenezco a una familia muy pobre, asi que tampoco buscaron mucho. En apenas unos días se acabará mi condena y se donde encontrarla. Pronto me reuniré con mi mujer y mi hijo...

Kyros le miró sorprendido.

-¡Tienes un hijo! -dijo intentando mantener la voz baja.

Kyros río.

-Mi mujer estaba embarazada cuando me capturaron, nunca lo he visto, pero me falta poco...-Kobe sonreía de oreja a oreja.

-¿Cuánto tiempo has estado esperando?

El hombre se quedó pensando durante unos segundos.

-Unos veintipico... No lo recuerdo bien.

Kyros se mordió el labio. No quería estar le resto de su vida allí, sin ni siquiera saber si volvería a ser libre. Estaba la posibilidad de que en el momento en el que salga de allí su padre le encerrarse en las celdas de su castillo.  El no podía esperar como había hecho Kobe.

-Enséñame a caminar de nuevo Ayúdame a huir. Por favor. No puedo quedarme aquí.-suplico Kyros.

Kobe le miró sorprendido. El muchacho entendía que no quisiese ayudarle. Le faltaba muy poco para ser liberado y si le encontraban no le dejarían marchar, es posible que acabase muerto. Kyros suspiro.

-Lo haré.-dijo firme.- pero con una condición.- Tienes que esperar a que yo ya me haya marchado.

Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora